Recientemente John Connor, LC renunció faltando 8 meses para concluir su periodo en el cargo[1] de director general. La renuncia que fue anunciada como algo temporal dice mucho acerca del carisma de la obra de Maciel.
«Hasta morir en la raya»[2] fue una de las expresiones que el Fundador empleó para describir lo que él concebía como parte del carisma. En la CNP 72 fechada en diciembre de 1948 describe: «Es un fenómeno que se puede observar de manera especial durante los primeros años de la vida sacerdotal o religiosa; los jóvenes sacerdotes todo lo quieren hacer, son generosos y desprendidos, abnegados y trabajadores, celosos de la gloria de Dios, pero poco a poco se comienza a enfriar su celo y acaban por alistarse en las filas de los rutinarios e indolentes. Entonces cuantas ilusiones frustradas, cuanta merma para los intereses de Cristo, de la Iglesia, de las almas. Por eso debemos formar los Papistas en el espíritu de tenacidad. Obra emprendida, obra concluida, aunque tengamos que dejar la sangre y la vida! Esto quieren significar aquellas palabras "Hasta morir en la raya!"».
A
lo largo de muchas reflexiones se ha planteado que lo más rescatable del
carisma de lo que hoy se conoce como Regnum Christi es la idea que Maciel
planteó en dicha carta de vivir y hacer vivir un cristianismo integral. Eso
junto con la experiencia negativa de un clero “apoltronado” (según expresión
del mismo Fundador) llevó a formular la idea de juntar un grupo de sacerdotes
que se dedicara incansablemente a la labor misionera hasta morir de cansancio.
Esa idea había sido una moción interior, según algunas de sus narraciones o una
inspiración divina según otras veces lo expresaba.
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| ...he experimentado un cansancio profundo. |
Recordemos que la Santa Sede nunca reconoció las supuestas mociones del Espíritu que Maciel recibió para fundar y erigir la Congregación y que todas las aprobaciones han sido administrativas referentes a textos legislativos.
No existe en cuanto tal una aprobación del “carisma” legionario o del “carisma” de la Federación Regnum Christi. Fue aprobada la congregación porque reunía los requisitos canónicos para ello, así como las asociaciones de fieles de los Consagrados y Consagradas que dieron origen a la federación porque reunían los requisitos canónicos para asociarse entre sí.
La renuncia de John Connor marca un hito importante, pues a diferencia de Álvaro Corcuera que de facto estaba ya impedido para gobernar, Connor sólo sufre un deterioro significativo con gran afectación a su salud… Según el “carisma original” del Fundador, ése era el ideal, “morir desgastado por el apostolado”.
La renuncia de Connor falsifica el carisma y revela el sustrato semi-pelagiano de toda la obra del Regnum Christi… porque en los últimos 15 años ha «experimentado un cansancio profundo».
John Connor no ha hecho apostolado; su paso por la Congregación se reduce a puestos de gobierno excepto por el periodo como neosacerdote que se dedicó al dinero como recaudador de fondos, incluso desobedeciendo a algún obispo como él mismo dio testimonio.
Después de 15 años en puestos de gobierno, renuncia por experimentar un cansacio profundo… ¡Qué groseras e hipócritas suenan esas palabras a quienes por muchos más de 15 años a pesar del cansancio tienen que seguir esforzándose todos los días por llevar el pan a la mesa de su familia!
Recordamos el testimonio de uno de los trabajadores extracomunitarios que descargando tabique en lo que actualmente es el Colegio Mater Ecclesiae se rasgó la mano y siguió trabajando con ella envuelta en un trapo, porque si no, no le pagarían el día… el pobrecito de Connor lleva 15 años en puestos de gobierno. Cada mañana encuentra el desayuno preparado; y a la hora de comer, alguien le sirve comida de dos tiempos con postre, tiene merienda en las tardes y posiblemente cena (horarios de Roma). Lavan su ropa y hasta se la acercan a la habitación.
Cuantos exlegionarios tienen más de 20 años sin recibir atención médica o necesitan ayuda para la salud y no tienen acceso a un “proceso médico prolongado” como el de John Connor porque la Congregación los despojó de su seguridad social.
Un exmiembro nos había compartido este testimonio: «Yo requeriría revisión del cardiólogo; pero no tengo los recursos para ello. El DT me había dicho que los gastos médicos estaban garantizados mientras fuera legionario; pero ahora que salí no tengo nada».
Con la renuncia de Connor, el gobierno interino de Hernán Jiménez se limitará a lo ordinario. Todas las promesas pendientes hacia las víctimas fueron aniquiladas. Nunca se afrontó el abuso psicológico, el abuso de conciencia o el daño a tantas personas o el abuso de autoridad.
De los casos de complicidad o de negligencia sólo se mencionó algo en los “informes” anuales a partir de un informe oscuro que no concluyó nada y del que en el fondo nadie supo nada.
En los próximos días se ordenarán nuevos sacerdotes. Posiblemente Connor no se hará presente pues su renuncia es el presagio de una Congregación que lentamente muere y si lo hace, seguramente estará sonriendo con un cansancio profundo a pesar del dolor de las personas que la Congregación ha dañado.
[1] Marcial
Maciel había indicado en diversas ocasiones que los puestos de gobierno
legionario no eran “cargos”.
[2] La
expresión viene del ambiente bélico romano y se refiere a acies, que era
la línea de choque cuerpo a cuerpo contra el ejército enemigo. Los legionarios
romanos avanzaban hasta caer en la línea de combrate “acies” o “la raya”.

