Saturday, October 10, 2020

Perspectivas de la obligación moral legionaria y exlegionarios

Durante muchos años, al salir de la Legión se inculcaba la idea de que dejabas atrás un pasado, bueno o malo, como hubiese que haya sido. Y te decían que ahora iniciaba una etapa nueva de la vida. “La Legión no te debe nada, tú no le debes nada a la Legión” fue el credo que rezó un grupo de exlegionarios profundamente vinculados a la Congregación. “Tienes que dar vuelta a la página”, eso te decían.


Al irse conociendo la verdadera historia de la Congregación emergen una serie de responsabilidades. En primer lugar está la participación tácita o explícita en la protección de abusadores sexuales.

Mucho se ha hablado del tema y hasta los miembros del Capítulo General prometieron esclarecer responsabilidades en este rubro. Estamos a la espera de ello.

Son pocos los casos donde hay una imputabilidad civil o canónica a quienes encubrieron a pederastas. Por ejemplo en el caso del Obispo Prelado Emérito de Chetumal-Cancún Jorge Bernal Vargas; pues él de una manera activa, con premeditación, alevosía y ventaja no sólo obstruyó a la justicia, sino que engañó a las familias de las víctimas para evitar que uno de los legionarios depredadores enfrentara la justicia civil.

A diferencia del caso del obispo Jorge Bernal, la mayoría de los encubrimientos o “cubrimientos” difícilmente tendrán sustento civil, por ejemplo la participación de Luis Garza Medina en el mismo caso del pedófilo Fernando Martínez o la negligencia de José Gerardo Cárdenas en el caso del pedófilo John O’Reilly.

Aunque no haya causal para un caso civil existe responsabilidad moral INEXCUSABLE que va más allá de lo que se pueda demostrar en instancias civiles o incluso eclesiásticas.

En este tema la Congregación ya admitió institucionalmente su responsabilidad; prometió atender a las víctimas, cosa que seguimos esperando. Y prometió aclarar responsabilidades, cosa que seguimos esperando.

Página para "informar" de la atención a víctimas y los abusos



El abuso sexual es sólo una de las formas de abuso perpetradas por la Congregación de los legionarios. El abuso sexual no es el único abuso, ni el más común, ni el más profundo.

La Congregación de los legionarios, al día de hoy, no ha admitido públicamente ni ha pedido perdón por el abuso de conciencia, la inducción de vocaciones o el reclutamiento voraz.

El abuso sexual, al parecer, ya no es un tema tabú en la Congregación, como lo fue principalmente entre los Superiores en las décadas pasadas. El abuso de conciencia aún lo es.

La Congregación sigue negándolo públicamente y sólo ha hecho una afirmación genérica admitiendo cierto abuso de conciencia en el contexto del abuso sexual. El tema es un tabú porque a pesar de la negación pública, hay conciencia de ello. Eduardo Robles Gil llegó a admitir que ya se da más autonomía al propio discernimiento (ejemplo Prot. DG-LC 3638-2017); es decir, hay plena conciencia de los abusos cometidos en este rubro.

Las declaraciones de Robles Gil si bien indican una mejora, a la vez manifiestan que el sistema de poder creado por el fundador (Comunicado Santa Sede del 1 de mayo de 2010), sigue vigente. Por parte del Consejo General, del Consejo de Destinos (asignación de la misión) y de los “cupulares” existe conocimiento tácito del abuso de conciencia, por ello se han hecho modificaciones en las etapas de formación inicial y se promueve una constante supervisión sobre los actuales formadores.

Está bien que modifiquen lo que tengan que cambiar; pero ¿qué hay con los cientos de jóvenes que han sido afectados por la metodología anterior? Es como cuando los legionarios respondieron a las víctimas de FMS diciendo que ya existen protocolos de actuación desde 2005… ¡pero las violaciones ocurrieron en 1992!

Además, varios exlegionarios que fueron “reclutadores vocacionales” han dado testimonio de que ellos buscaban cualidades y no propiamente vocaciones; es decir, creían estar reclutando vocaciones. Algunos prefectos de centros vocacionales igualmente han dado testimonio de la discriminación hacia algunos adolescentes en función de sus cualidades. Al parecer la Congregación ha hecho algo para cambiar esto; aún no sabemos cuánto ha logrado. Pero sí sabemos que no ha hecho nada para reparar el daño a quienes sufrieron a causa de la metodología anterior.

Los protocolos de actuación de 2005 son inútiles para quienes sufrieron abuso antes de esa fecha. Así, volvemos al tema de la imputabilidad civil y la responsabilidad moral.

En algunos casos (pocos siendo honestos) sí es posible fincar una responsabilidad civil a la Congregación por maltrato psicológico (no por abuso de conciencia). A diferencia del abuso sexual que es perpetrado por una persona y encubierto por varios, el maltrato psicológico  en la Congregación, cuando se ha dado, ha sido algo institucional y sistemático; existe suficiente documentación y múltiples testigos en algunos casos más graves (por fortuna no son más de la decena). Aunque el maltrato psicológico es muy sutil hay dos o tres casos donde el accanimento por parte de los Superiores fue evidente no sólo en una sola comunidad.

A más seis meses del Capítulo General, tampoco se ha dicho nada al respecto.

 

John Flynn


 

El daño ocasionado por el maltrato psicológico es muy profundo y deja taras de por vida. A pesar de ello, los superiores legionarios son incapaces de salir al encuentro de las víctimas porque en la mayoría de los casos insensiblemente son incapaces de identificarlas.

 

John Flynn 1958-2019 (RIP)

En discusiones internas en el Equipo de Veritas Liberabit Vos algunos piensan que por el daño de Flynn hubo alguna forma de maltrato psicológico. La documentación que nos ha sido proporcionada indica que no hubo tal pues la relación con sus Superiores fue bastante llana  hasta el año previo a su salida de Roma. John Flynn fue víctima de abuso de conciencia a través de la inducción vocacional. El daño que sufre la víctima no es proporcional al abuso al que fue sometido, sino que depende de la estabilidad emocional de la misma víctima. La vida de John Flynn es un dramático ejemplo de ello.

Hizo su noviciado en Cheshire bajo la guía del pedófilo Guillermo Izquierdo. Tuvo como director espiritual y superior en Salamanca a Juan Manuel Dueñas. Había serias dudas sobre su idoneidad, por eso después de juniorado inició las prácticas apostólicas, como prefecto de estudios del Irlandés de México (cargo que ya no existe) siendo Eloy Bedia su director espiritual y superior. Después de las prácticas inició los estudios en Roma bajo Álvaro Corcuera hasta la ordenación en el “Palacio de los deportes” de la ciudad de México como parte del grupo que se juntó para “festejar” la ordenación sacerdotal del Pedófilo Fundador. Continuó en Roma pero ahora ya con “apostolado”, resumiendo noticias y sintetizando artículos periodísticos.

En el obituaro, los legionarios declararon que John Flynn ejerció su ministerio sacerdotal durante 19 años en Roma… No se sabe que Flynn haya celebrado tan sólo una sola vez la Eucaristía a los fieles en la parroquia. En todos sus años en Roma tampoco ejerció el ministerio de la penitencia; no sabemos si al regresar a Australia pudo celebrar alguna vez ese sacramento. En realidad Flynn NUNCA ejerció el ministerio sacerdotal y su “ministerio” como lo llaman los legionarios consistía en resumir noticias y sintetizar artículos periodísticos.

 

Al parecer para todos era evidente que John Flynn no tenía la idoneidad para el ministerio sacerdotal; para todos era evidente menos para los superiores que decidieron ordenarlo para sumar al grupo de 1994. John Flynn es una víctima del abuso de conciencia.

El motivo de su muerte no ha sido esclarecido; la policía local asumió el suicidio como causa más probable, aunque las investigaciones no han sido conclusivas.

¿Cómo podemos afirmar que hubo abuso de conciencia en el caso de John Flynn?

Siendo un ámbito de fuero interno no existen testimonios ni elementos para poder “probar” que se le dijo tal o cual cosa. Si existiesen esos elementos, en sí mismos constituirían una violación del fuero interno (al parecer sí hay alguna información en su expediente).

Lícitamente podemos afirmar que hubo abuso de conciencia en su caso porque él como persona carecía de las cualidades sociales mínimas para la vida sacerdotal. Fue una vocación inducida…, otra más. No sólo nunca debió de haber sido ordenado, sino que tampoco debió de haber sido religioso en una Congregación con apostolado; es decir, con un adecuado discernimiento en la probación previa (candidatado) o noviciado debió de ayudársele a descubrir su camino. Alentarle a “perseverar” y “no traicionar su vocación” constituyen un abuso de conciencia.

La trayectoria de John Flynn tuvo un desenlace fatal. La Congregación sólo publicó una esquela y recogió en el obituario su paso por la vida religiosa, sin más. Al preguntar a algunos Superiores sobre la responsabilidad de la Legión en este caso, dicen que John Flynn se distanció de la Congregación en los últimos años y que por ello era difícil brindarle ayuda o apoyo… Sul serio? Really?  Y pensar que eso lo dicen quienes tienen el encargo y servicio de la autoridad que incluye velar por la salud de sus hermanos… No por nada la autoridad en la Congregación está sumamente mermada.

Como el caso de John Flynn hay decenas, quizás incluso poco más del centenar. Ciertamente no ha habido tantos desenlaces fatales (el número de suicidios en la Congregación o a causa de ella sigue siendo cifra pequeña). El nivel de daño que han sufrido quienes fueron sometidos a inducción vocacional, abuso de conciencia o incluso maltrato psicológico varía mucho.

 

Números

Actualmente los reclutadores vocacionales (ahora llamados “promotores”) no tienen ni los argumentos ni la fuerza anterior para atraer jóvenes. Hoy en día ningún “promotor vocacional” para atraer “candidatos” invita a “veranos de regularización académica” o promete una carrera civil. Por eso y otras cosas el número de ingresos es tan bajo.

Sin los engaños ni las falsas promesas el número de ingresos ha disminuido; ello manifiesta que el número de jóvenes “inducidos” a la Legión es altísimo. ¿Cuál es el porcentaje de quienes fueron sometidos a inducción vocacional? Es difícil saberlo; pero ciertamente durante muchos años los programas de reclutamiento fueron sumamente voraces. Evaristo Sada decía que toda obra de apostolado era una “pecera” y que obra de apostolado que no diera vocaciones no estaba cumpliendo su misión.

Un detalle pude dar una pista del número de vocaciones inducidas. En la década de los 90s la Congregación gozó de mucha reputación y tuvo gran fama. Pues en esa década, con todo y la fama, el apoyo del Papa Juan pablo II se cuentan con los dedos de la mano el número de novicios que se acercaron VOLUNTARIAMENTE a la Congregación. Todos los demás formaron parte de algún proceso de “cultivo vocacional”. ¡Estamos hablando de casi el 99%!

Atención, no todos los que se vieron involucrados en procesos de “cultivo” fueron inducidos pues es posible que haya también vocaciones genuinas. ¿Quiénes fueron inducidos y quienes tienen vocación genuina? Eso sólo lo sabe Dios y quizás cada uno escuchando a Dios en su conciencia. “Ud. tiene una vocación del tamaño de una catedral”, así nos decían…

No es posible conocer el número de vocaciones inducidas y el número de auténticas vocaciones; pero ciertamente el número de egresos manifiesta que hubo gran número de afectados por la “inducción vocacional”.

Y entre quienes fueron sometidos al proceso de inducción vocacional, no todos han sufrido el mismo tipo de daño, como se ve por la vida y muerte de John Flynn.

Neonovicio reclutado y cultivado en un colegio de los legionarios


 

Por las víctimas de abuso sexual se ha hecho muy poco; pero se ha hecho algo.

Por las víctimas de inducción vocacional no se ha hecho nada.

Por las víctimas de abuso de conciencia no se ha hecho nada.

Por las víctimas de maltrato psicológico no se ha hecho nada.

Es verdad que quienes ahora se sientan en los puestos de autoridad no son quienes perpetraron algunos de los abusos; incluso más de alguno de los superiores actuales ha sido a su vez víctima del sistema de poder creado por el fundador (Comunicado Santa Sede del 1 de mayo de 2010). Pese a ello, algunos Superiores muy rápidamente adoptan los criterios del Fundador; pensemos por ejemplo en Paul Lara y su silencio cómplice en el caso de dos violaciones del fuero interno (uno sacramental y otro no sacramental) y el caso de abuso sexual por parte de Tomás Guerrero, miembro del consejo territorial de Lara.

Quienes asumen la autoridad en la Congregación y por tanto se colocan a sí mismos como continuadores de la obra de Marcial Maciel, tienen la obligación de responder (RESPONSABILIDAD) por los abusos cometidos por sus predecesores.

Las víctimas que han sufrido inducción vocacional, abuso de conciencia o maltrato psicológico esperan una respuesta activa. No una carta, no un comunicado de prensa, no la promesa de ser contactados, no la promesa de terapias ni el gastadísimo “le voy a encomendar”.

En días pasados un exlegionario aventuró en Legioleaks una idea genuina: “que la Congregación proporcione una pensión vitalicia a todos los exsacerdotes” (se refiere a quienes fueron sometidos a inducción vocacional). La idea es incompleta pues hay varios que no llegaron a ordenarse y estuvieron demasiado tiempo (nos referimos siempre a quienes fueron sometidos a un proceso de inducción vocacional y/o abuso de conciencia).

A lo anterior se suma un agravante por parte de la Congregación: el fraude.

Es sabido que desde los años 70s prácticamente hasta mediados de los 90s se reclutaba prometiendo una carrera civil a la par de los estudios eclesiásticos. El tema ha salido varias veces en Legioleaks y lo recogemos aquí por el vínculo que tiene con la inducción vocacional y el abuso de conciencia.

No sólo NO hay ni ha habido carrera civil sino que muchos exmiembros no tienen estudios válidos. Muchos que entraron desde la pubertad a las “apostólicas” encontraron que sus estudios de BUP no podían se revalidados porque la Congregación no había hecho los trámites correctamente. Acreditar un bachillerato del Instituto Torres Villarroel podía costar uno ó dos años antes de poder ingresar a la universidad (dependía de que tan expedito fuera el religioso encargado en ese momento en Salamanca).

Nuevamente, en este caso, la Congregación tiene una responsabilidad pendiente.

Los días pasan y algunos legionarios, sobre todo los más adoctrinados, piensan que “la Legión ya cumplió las víctimas”; que lo que resta es resentimiento y avaricia de parte de algunos que quieren sacar provecho económico de la situación. Que se quiere aprovechar el abuso para obtener grandes sumas de la Congregación, etc.

Se requiere un corazón muy mezquino para pensar que se busca beneficio económico a partir de la desgracia. Sin embargo, el sentimiento más común en la mayoría de los legionarios es que las víctimas buscan como “sacar dinero” a la Legión.

¿Fuiste abusado? ¿Padeciste inducción vocacional? ¿Engañaron a tus padres prometiéndoles estudios civiles para ti?... ¿Qué precio tiene tu abuso?

John Connor acaba de ofrecer 5000 euros a un exsacerdote.


Costes de estudios en la Universidad Anáhuac (octubre 2020)

 

Si este exsacerdote quisiera usar el dinero que Connor le ofreció en sus estudios en la Anáhuac de México, suponiendo que tiene aún la edad y el tiempo para ello:

  • Costo de inscripción semestral € 1000 (precio actual)
  • Costo del crédito € 100 (precio actual)
  • La carrera implica 400 créditos aproximadamente
  • Con el dinero que ofrece Connor no alcanzaría a pagar los créditos de un semestre...
  •  Además hay que pagar seguro médico, tutorías, sin contar libros y otros insumos

 

¿Cómo es posible comenzar una vida nueva sin estudios civiles válidos?

Y si tuvieras estudios válidos, ¿es posible encontrar trabajo con más de 40 años pero sin experiencia previa?

Buscar una vida digna, ¿es querer sacar beneficio económico de una institución que abusó de ti?

En realidad no se busca un beneficio económico; se requiere un impulso económico para superar circunstancias actuales causadas por una serie de hechos DIRECTAMENTE imputables al fraude y al abuso.

 

Perspectivas

La Congregación moralmente tiene la obligación de responder por tantas vidas empeñadas, sobre todo por quienes pasaron más de 15 ó 20 años en ella.

La Congregación tiene el deber moral de reparar el daño causado por el fraude, la mentira, la inducción vocacional, el abuso de conciencia y el maltrato psicológico.

Estamos a la espera de una respuesta no de caridad, sino de justicia.

¿Existe además una responsabilidad civil? Eso… los tribunales lo determinarán.