¡Venga
tu Reino!
LaRed
«Donde
hay caridad y amor, ahí está Dios»
LaRed, 9
de enero de 2005
Los Capítulos Generales de la Legión (I)
Todo Capítulo General,
representación de una entera congregación, tiene importantes tareas: la
elección de los cargos de gobierno generales y el tratar los asuntos que más
afectan a su desarrollo; debe, además, promover la vitalidad espiritual y
apostólica de la congregación con vistas a la realización cabal del plan que
Dios sobre la misma. Para todos los miembros de la Legión, el Capítulo
constituye un momento privilegiado de la gracia que nos invita a renovar y
reforzar nuestra fidelidad al carisma de nuestro fundador y nuestro sentido de
Iglesia.
1968. Vista del
salón capitular en Vía Aurelia 677,
el primero en la historia de la Legión.
Las actividades del primer período del Capítulo Extraordinario
empezaron el 23 de septiembre de 1968 y terminaron el 12 de octubre
el primero en la historia de la Legión.
Las actividades del primer período del Capítulo Extraordinario
empezaron el 23 de septiembre de 1968 y terminaron el 12 de octubre
Para ayudarnos a vivir con
profundidad el ya inminente nuevo Capítulo, se ofrece aquí un breve recorrido
histórico sobre los Capítulos anteriores con una significativa memoria
fotográfica de los mismos.
Capítulo General Extraordinario (1968-69)
Después del Concilio Ecuménico
Vaticano II, Nuestro Padre convocó un Capítulo General, de acuerdo con las
directrices que el Papa Pablo VI había indicado en su Carta Apostólica Ecclesiae
Sanctae, donde presentaba a los institutos religiosos las normas sobre la
aplicación del Decreto Conciliar Perfectae Caritatis para una adecuada
renovación de la vida religiosa.
El 24 de
septiembre de 1968,
durante la primera sesión
del Capítulo Extraordinario en Roma,
Nuestro Padre es elegido
Superior General de la Legión de Cristo
durante la primera sesión
del Capítulo Extraordinario en Roma,
Nuestro Padre es elegido
Superior General de la Legión de Cristo
Ese Capítulo especial se articuló
en dos períodos de sesiones distintos. En un primer período, los Padres
Capitulares se reunieron en torno a Nuestro Padre en la casa de Vía Aurelia
677, en Roma, entre septiembre y octubre de 1968. El segundo período de
sesiones tuvo lugar en Dublín, en el noviciado de Foxrock, entre agosto y
octubre de 1969.
1968. Los Padres
Capitulares recogidos en oración ante el Santísimo Sacramento
en la capilla de la casa de Vía Aurelia 677
en la capilla de la casa de Vía Aurelia 677
En la revista Ecos de
aquel tiempo, se lee un breve comentario sobre el primer mensaje capitular de
la historia de la Legión, del 12 de octubre de 1968, en el que los Padres
Capitulares sintetizaron lo que, concluyendo el período de Roma, consideraron
que el Espíritu Santo pedía a la Legión:
«Fidelidad. Ahí vemos a Cristo
en la Cruz. Fidelidad, pues por ese mismo camino debe caminar la Legión.
Fidelidad a un espíritu que tiene entrañas divinas, a un reglamento que tiene
letras divinas, a un hombre que es el representante de Dios. Fidelidad este es
el mensaje del Capítulo. Una invitación a los legionarios a seguir por el
camino emprendido desde el principio. Una palabra y un juramento de adhesión al
Papa».
El año siguiente, los Padres
Capitulares volvieron a reunirse, esta vez en Irlanda, coincidiendo con la
bendición e inauguración del edificio de Foxrock, nueva sede del noviciado en
ese país.
Los Padres
Capitulares empezaron a llegar a Irlanda el 6 de agosto.
El día 9, después de un día completo de retiro,
se abre el segundo período de sesiones
del Capítulo General Extraordinario.
El día 9, después de un día completo de retiro,
se abre el segundo período de sesiones
del Capítulo General Extraordinario.
Esta celebración se llevó a cabo
el 10 de octubre de 1969, presidida por el arzobispo de Dublín Mons. John
Charles McQuaid, gran amigo de Nuestro Padre.
10 de octubre de
1969. Después de bendecir el noviciado de Foxrock en Irlanda,
el arzobispo de Dublín Mons. John Charles McQuaid
posa para una foto de grupo frente al edificio con Nuestro Padre,
los Padres Capitulares, los Superiores y los novicios
el arzobispo de Dublín Mons. John Charles McQuaid
posa para una foto de grupo frente al edificio con Nuestro Padre,
los Padres Capitulares, los Superiores y los novicios
Como escribió Nuestro Padre en su
carta del 16 de octubre de 1969, último día del Capítulo, durante aquellas
sesiones habían «quedado manifiestas la unidad, la caridad y la paz de Dios que
nos une en su santo Amor». En la Comunicación capitular del día siguiente, 17
de octubre, los Padres Capitulares quisieron subrayar ese espíritu de unión,
señalando sobre todo el principio de corresponsabilidad fundacional en el
establecimiento y consolidación de la Legión y reafirmando la exigencia de una
decidida e incondicional colaboración con nuestro Fundador.
Un fruto muy valioso de esta fase
del Capítulo fue el Instructivo sobre la liturgia, del 7 de octubre de 1969, que
garantizaría la necesaria uniformidad litúrgica entre los legionarios.
Después, Nuestro Padre, antes de
celebrar su XXV aniversario de sacerdocio, prosiguió en Irlanda atendiendo a la
formación de los legionarios. Frutos de su trabajo de esos días fueron sus
cartas sobre el voto privado (CNP 1055) y sobre los ejercicios espirituales
(CNP 1070).
Este Capítulo vino así a ser un
momento de preparación a los retos del postconcilio de los años 70. En su
historia, la Legión contaba ya con la experiencia de los primeros años de
fundación, culminados en la concesión del Decretum Laudis en 1965. Por
delante, tenía el gran reto del crecimiento apostólico y el lanzamiento del
naciente Movimiento Regnum Christi.
I Capítulo General Ordinario (1980)
Transcurridos doce años, con el I
Capítulo General Ordinario, la Legión pudo definir y codificar aspectos muy
importantes de su espiritualidad, disciplina y metodología.
Esta vez se escogió como sede
capitular el Centro Internacional Teresiano, casa General de las Madres
de la Compañía de Santa Teresa, en Roma.
Centro
Internacional Teresiano (Roma), octubre 1980.
Uno de los Padres Capitulares emite su juramento
en manos de Nuestro Padre
Uno de los Padres Capitulares emite su juramento
en manos de Nuestro Padre
El día 10 de octubre de 1980 se
tuvo la inauguración solemne del Capítulo con la presencia del Cardenal Eduardo
Pironio, Prefecto de la Sagrada Congregación para los Religiosos y los
Institutos Seculares. Después de la bendición final, el cardenal recordó a los
legionarios el profundo sentido eclesial que debe tener todo Capítulo y
aseguró: «De todo corazón estoy con los legionarios». Como sabemos, lo
demostraría de forma evidente tres años después, con ocasión de la aprobación
definitiva de nuestras Constituciones.
Las sesiones del capítulo se sucedieron
sin pausa, el trabajó progresó y los frutos no tardarían en llegar. Nuestro
Padre quiso que los Padres comunicaran a la comunidad de Roma sus testimonios
sobre las vivencias de esos días. Este deseo se concretó en una serie de
conferencias, cálidas y espontáneas, y en un fórum de preguntas a todos los
Padres con Nuestro Padre a la cabeza. Así describió entonces Nuestro Padre la
acción del Espíritu Santo en el Capítulo:
«Yo he considerado a cada
legionario un cenáculo viviente, y a toda la Legión en conjunto como un
cenáculo viviente, donde el Espíritu Santo ha podido realizar su obra. El
Espíritu Santo es el dulce huésped de nuestra alma. He podido contemplar que
nuestro Capítulo General es también ni más ni menos que un cenáculo, donde
todos nos hemos querido prestar, no a inventar, no a sacar nuestras cosas
propias, sino a ver cuál es el pensamiento de Dios, qué es lo que la gracia del
Espíritu Santo nos pide para llevarlo adelante en bien de la Iglesia y en bien
del Reino de Cristo».
Roma, Vía Aurelia
677, 16 de noviembre de 1980.
Siguiendo un deseo de Nuestro Padre, cada legionario tiene la oportunidad
de dirigir sus preguntas a los participantes en el Capítulo
Siguiendo un deseo de Nuestro Padre, cada legionario tiene la oportunidad
de dirigir sus preguntas a los participantes en el Capítulo
Profundas experiencias en torno a
Cristo Eucaristía sellaron la convivencia de los Padres Capitulares. El 16 de
noviembre, Nuestro Padre presidió una concelebración en el altar dedicado a la
Virgen Gregoriana en la Basílica de San Pedro como muestra de gratitud a la
Madre de Cristo por todas las gracias que Ella había alcanzado para la Legión.
El día 20, repartió la Comunión a toda la comunidad, esta vez junto a la tumba
del Apóstol San Pedro, primer vicario de Cristo en la tierra.
Altar de la
Virgen Gregoriana (Basílica de San Pedro en el Vaticano),
16 de noviembre de 1980. Nuestro Padre concelebra
con Mons. Jorge Bernal y el P. Octavio Acevedo.
En la homilía, Nuestro Padre dirige
unas palabras comprometedoras: fidelidad a Cristo y a la Iglesia
16 de noviembre de 1980. Nuestro Padre concelebra
con Mons. Jorge Bernal y el P. Octavio Acevedo.
En la homilía, Nuestro Padre dirige
unas palabras comprometedoras: fidelidad a Cristo y a la Iglesia
El 26 de noviembre, Nuestro Padre
y los Padres Capitulares participaron en la audiencia general del miércoles con
el Papa Juan Pablo II. El Santo Padre se dirigió a ellos con las siguientes
palabras de aliento:
«A los Legionarios de Cristo
presentes en esta Audiencia que, en torno a su Fundador, acaban de concluir su
Capítulo General, doy mi afectuoso saludo con la expresión de mi cordial
benevolencia. Alentándolos a ser fieles a la Iglesia y a su propia vocación,
muy gustoso les imparto la Bendición Apostólica».
Cuatro días después, el Capítulo
se concluyó. Gracias a Dios Providente, las tareas propuestas quedaron
completadas y la instituzionalización de algunos medios más para el incremento
del fervor, de la observancia religiosa y del apostolado se concretaron en las
directrices del Comunicado Capitular que Nuestro Padre promulgó como Fundador y
Director General de la Legión.
Vaticano, 26 de
noviembre de 1980. Por petición de los Padres Capitulares,
el Santo Padre ofrece unos instantes de su tiempo
para saludarlos personalmente y tomarse algunas fotografías con ellos.
el Santo Padre ofrece unos instantes de su tiempo
para saludarlos personalmente y tomarse algunas fotografías con ellos.
El Santo Padre,
entregando un rosario a Nuestro Padre
Nota: Agradecemos al
Archivo Histórico General la preparación de este artículo
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