¡Venga tu Reino!
ORIENTACIONES FUNDAMENTALES
Dado que el candidatado es responsabilidad de todos los legionarios y
miembros consagrados (no sólo de los reclutadores) y que en el proceso de
maduración vocacional colaboran el Espíritu Santo, el joven llamado y el
director espiritual, es preciso tener presentes las siguientes orientaciones,
fruto de la experiencia de varios reclutadores vocacionales.
Pasos para el cultivo de jóvenes que no están en una sección
1. Identificar a los jóvenes con buen perfil humano,
formación cristiana, sensibilidad espiritual, estabilidad psicológica, vida
normal. Hay quienes desde el inicio abren sus inquietudes vocacionales. Con
ellos hay que pasar lo más rápido posible a los pasos 6 y 10, pero teniendo en
cuenta que suelen ser los menos.
2. Invitarlos a algo: a una actividad que responda a sus
gustos o directamente a tener un seguimiento espiritual personal.
3. Conocer la actitud de cada joven para ver cómo y cuándo
se le puede ofrecer un mayor compromiso con Cristo. Ello supone tener la intención
de conducirlo al descubrimiento y maduración de su vocación.
4. Pasar a ofrecerles un programa o apostolado que dé la oportunidad de
tratarles personalmente y con frecuencia. Es importante provocar que cada joven
participe en estos apostolados; hay que salirles al paso, sin limitarse a la
simple espera de que venga. Lo importante es mantener un trato
estable con cada joven, ofreciéndole toda la atención personal propia de un pastor
que ama a sus ovejas.
5. Ganar su confianza.
6. Invitarlos al Regnum Christi.
(Ordinariamente se puede pasar rápido del punto 2 al 6. La incorporación es
clave, pues cuando el joven pertenece al Movimiento no hay que estar inventando
excusas para tratarlo habitualmente. Además, la dirección espiritual y la
confesión se vuelven “parte normal” de la relación que uno tiene con él. Sin
embargo es importante tener en cuenta los pasos previos para visualizar mejor
el proceso).
7. Invitarlos a actividades de mística de la Legión y el Regnum
Christi. Si son del Regnum Christi, en cualquier momento; si aún no lo son,
deberían estar en alguno de los pasos del 2 al 5.
8. Propiciar las circunstancias para que el joven manifieste
su inquietud vocacional y acepte enfrentar el tema. Si no lo hace
espontáneamente, se le debe preguntar con prudencia y oportunamente. Si tuviera
inquietud por la vida consagrada o sacerdotal, hay que ayudarlo para que lo vea
y lo exprese con más claridad. Suele ser una experiencia muy común entre los
jóvenes creyentes y especialmente los que tratan de vivir un compromiso serio
con su fe. Se puede presentar también en forma muy poco definida en un primer
momento. Es una atracción, inquietud, identificación todavía muy confusa. Es
necesario que el joven reconozca en la dirección espiritual que la tiene.
Cuando se conoce a un joven con todo el perfil humano y espiritual para la vida
consagrada, es muy lícito, buscando siempre el momento adecuado, preguntarle si
no tiene esa inquietud, porque para él es a veces difícil tomar la iniciativa
incluso porque no sabría ni cómo explicarla o describirla.
El joven debe pasar a la aceptación: enfrentar esa inquietud y participar
en el proceso de discernimiento. Finalmente hay que ayudarlo a
adoptar una actitud positiva, de amor generoso, hacia la voluntad de Dios, y no
defensiva. Todo el enfoque del director espiritual debe ser el amor. Amor es
donación, correspondencia al amor de Dios que nos amó primero.
Las actitudes defensivas pueden provenir de:
- Falta de generosidad simplemente.
- Falta de apoyo familiar.
- Fuerte apego a una novia.
- Fuerte apego a la carrera.
Es posible que de estos elementos se den simultáneamente varios,
dependiendo de la edad y de las circunstancias del interesado. Hay que saber
esperar el momento de la gracia y respetar su ritmo en cada joven, sin querer
ir más de prisa de lo que se puede, pero sin abandonar el camino y la lucha por
falsa prudencia. La mejor forma de ir dando pasos en ese camino es la
aceptación y creciente entrega a la voluntad de Dios en la propia vida, por
medio de los compromisos y del apostolado en el Regnum Christi.
9. Acompañarlo para que madure su decisión. Tener paciencia, pues este
paso puede ser largo; en algunos casos puede ser cuestión de años, pero no es
bueno pensar que siempre va a durar mucho. Más bien, una vez que el joven se
abre a la posibilidad de la vocación, hay que llevarlo con agilidad hacia la
decisión generosa, porque el demonio no duerme y ordinariamente en este momento es cuando
comienzan las dificultades interiores, los temores, las dudas. Si el chico no
está decidido a dar a Cristo el primer lugar, si no reconoce que éstas son
tentaciones y no las trata como tales, sino como posibles señales de que no
tiene vocación, las consecuencias suelen ser el pesimismo, la inseguridad,
tristeza, confusión…
Son esenciales los compromisos de vida: oración, apostolado,
dirección espiritual. Y también es importante lectura de la espiritualidad de Nuestro Padre: el sentido del tiempo, la
urgencia de la misión, las necesidades de las almas. Debemos ofrecerles estas
lecturas.
El medio privilegiado es la dirección espiritual. Es importante en ella
abordar todas las áreas de vida personal que se relacionan con posibles
impedimentos: vida moral, apegos, internet, etc.
10. Invitarlo a actividades propiamente vocacionales: convivencias en el noviciado,
en el centro de tercer grado, peregrinación vocacional a Roma, etc.
En este momento ya es muy importante que el reclutador vocacional esté
involucrado, porque es quien lo va a seguir en la convivencia o peregrinación.
Se requiere un trabajo en equipo entre el director espiritual y el reclutador
vocacional. En realidad, el reclutador puede involucrarse durante los tres
primeros pasos y va a depender de cada caso encontrar el mejor camino.
Cuando se llega a este momento, es mejor siempre optar por la actividad
vocacional que por otras actividades o apostolados propios de la sección de
jóvenes.
En las convivencias, en la dirección espiritual y el apostolado, hay que
ayudar al joven para que llegue al candidatado. También este paso de la primera
convivencia al candidatado puede tardar meses, porque es muy importante que
cuando vaya al candidatado lo haga con actitud positiva de encontrar la
voluntad de Dios y no simplemente para “quitarse la espina” y poder quedar en
paz de conciencia.
11. Invitarlo al candidatado y concretar el compromiso.
Elementos del proceso vocacional para revisar en la dirección espiritual,
de manera especialmente intensa a partir de la convivencia de semana santa.
Considerando que es muy importante tener un objetivo en cada dirección
espiritual, motivo por el que, por el bien de ellos conviene anotar las
conclusiones a las que se llega con cada joven, y que la decisión vocacional
nadie puede ser sustituido, el director espiritual tiene que preocuparse por ir
a fondo en cada uno de los siguientes temas.
1. Vida de oración y vida de gracia, frecuencia en la recepción de los
sacramentos.
2. Apostolado.
3. Sentido de la Voluntad de Dios.
4. Conocimiento cada vez mayor del joven:
-
Idoneidad moral: hacerlo con prudencia y paulatinamente.
-
Idoneidad psicológica: enfermedades propias o familiares.
-
Idoneidad física: enfermedades propias o familiares.
-
Historial académico: situación actual y posibles interferencias con el proceso
vocacional.
-
Formación cristiana: solidez de valores.
-
Ambiente familiar.
- Vida
sentimental y afectiva: amigas y novia.
5. Dejar que el joven hable libremente de su “experiencia vocacional”, que
relate los signos positivos y negativos, etc.
6. Actitud de la familia ante la vocación o ante la decisión vocacional.
* Tomado de indicaciones giradas a:
A los legionarios de Cristo y miembros consagrados del
Regnum Christi, especialmente a los directores de sección de jóvenes, miembros
del equipo auxiliar de las secciones de jóvenes, asesores espirituales de
centros educativos y reclutadores vocacionales.
Prot. D.G. 0532-2006/8
Prot. D.G. 0532-2006/8
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