Enunciados preliminares
Un
Capítulo General siempre es un acontecimiento religioso para volver a la
Fuente, para renovar la vivencia del Carisma, para actualizar la Misión, etc. En
el Capítulo General que ahora celebran los legionarios el tema predominante ha
sido el abuso sexual. Primero una nota de prensa del territorio de México sobre
el caso FMS (publicada como parte del Capítulo) y después los documentos “Conversión
y reparación” y “Proteger y sanar” con su propio decreto.
Los
Capitulares afrontan con determinación uno de los temas pendientes que habían
primero negado, después minimizado y por último relegado. Tiempo le han
dedicado, tanto por el estudio y la complejidad del tema, como por la
diferencia de posiciones.
El
documento “Conversión y reparación” (CyR) se divide en 3 partes: conversión,
examen y compromiso. La primera parte, “Un insistente llamado a la conversión”
es el encuadre tanto del mismo documento como de la normativa “Proteger y sanar”
(PyS).
Llama
poderosamente la atención que en este documento de coyuntura histórica el
carisma esté completamente ausente. No sólo no hay mención a algo que pueda
llamarse “carisma”, sino que tampoco hablan de él como suelen hacerlo en casi
todos sus documentos. Es verdad que la nota de prensa del Capítulo que presentó
los documentos se refiere a “la misión” de ayudar a sanar las víctimas, pero
igualmente es una afirmación desconectada.
Un insistente llamado a la conversión
Marcial
Maciel fundó una congregación a la que llamó Misioneros del Sagrado Corazón. El
motivo del nombre excede el alcance de este comentario; basta considerar que al
cambiar el nombre a “Legionarios” se conservó la dedicación al Sagrado Corazón.
Tanto las Constituciones de 1983, de 1994 como en las vigentes, conservan al
Sagrado Corazón (No.7) y hacen una especial mención a su espiritualidad (No.9).
La
reparación es precisamente una de las características esenciales del culto al
Sagrado Corazón. Sin embargo, a pesar de que el primer documento se titula “Conversión
y Reparación”, no hay conexión alguna entre ambas cosas. El documento menciona la
intención de reparar con acciones concretas (no.1), históricamente una
insuficiente reparación material (no.3) y tardía (no.6c), el apoyo civil y
eclesiástico para reparar daños (no.6d),
la intención de reparación concreta (no.10) y la intención de crear mecanismos
de reparación terapéutica (no.11c); eso es todo. ¡No hay reparación ni
espiritual ni concreta en todo el documento!
Los
Capitulares introducen el documento con el llamado a la conversión (no.1) coincidiendo
con el inicio de la Cuaresma, lo cual es un excelente marco espiritual para los
propósitos que indica el documento. Pero en ningún momento se menciona la
reparación espiritual; nunca hablan de reparar al Corazón de Jesús o al amor de
Dios. La ausencia es significativa precisamente por tratarse de un documento
capitular de una Congregación “supuestamente” dedicada al Sagrado Corazón de Jesús.
El
tema, sin embargo, no nos es extraño, pues en repetidas ocasiones hemos indicado
que no hay una espiritualidad propiamente hablando y no hay un carisma de
origen divino. Cuando los miembros del Capítulo analizan el problema del abuso
sexual, no tienen en su mente ni en su corazón una espiritualidad de reparación.
No la han tenido en 79 años, tampoco la tienen en este momento coyuntural. Al
final y en lo concreto, el número 7 y el número 9 de las Constituciones de los
Legionarios son sólo tinta en un papel. El primer documento del Comunicado del Capítulo
General ordinario es prueba de ello.
Una
espiritualidad sin raíces es la causa de acciones huecas y sin compromiso
verdadero. No hay una unidad interior que dé cohesión a la acción de los
legionarios. Las acciones de “conversión y reparación” no tienen nada qué ver
con el Regnum Christi, la Federación o los grupos de seglares adheridos a ella.
El documento habla de la reparación incompleta y tardía en el pasado y menciona
en 3 ocasiones la intención de convertirse y reparar. Pero en todo el
documento, la única acción concreta de reparación es burocrática, en el no.11c “Establecer
estructuras y procedimientos para facilitar la reparación y los caminos
terapéuticos de todos los afectados”.
Al
no tener ninguna referencia carismática, ninguna fuente fundacional, sus
declaraciones semejan más un manifiesto corporativo que un documento de
religiosos que buscan la verdadera plenitud vocacional respondiendo a una
misión reparando al Corazón de Jesús y al Cuerpo Místico de Cristo que su misma
Congregación lastimó.
En
el no.6 presentan 4 declaraciones que los Capitulares confunden con “actitudes”.
·
Declaran
que las víctimas son hijos de Dios que ellos han dañado. ¡Cuánta negación debe
haber en la psicología de algunos de los miembros de la Congregación que los
Capitulares emiten una declaración con aspectos obvios para cualquier
cristiano!
·
Declaran
que su primer deber es la coherencia con el Evangelio y el cumplimiento de la
justicia. ¿Es necesario un comunicado capitular para esta declaración? ¿acaso
no es deber de todo cristiano la coherencia con el Evangelio?
·
Declaran
que reconocen que sus acciones llegan tarde. ¿No es obvio?
·
Declaran
que consideran aliados a las autoridades civiles, eclesiásticas y a los medios
de comunicación y a otros organismos.
Las
primeras tres declaraciones para una persona ajena a un grupo cerrado, donde
durante años se controló toda la información pueden parecer exageradas; pero
tienen su razón ser. Quizás de tanto mirarse a sí mismos han perdido el sentido
de algunas cosas evidentes. ¿No era mejor en lugar de declarar, reconocer las
causas? ¿Cuáles son las causas por las que no se ha considerado ni tratado a
las víctimas como hijos de Dios? ¿Cuáles son las actitudes por las que no ha
habido coherencia con el Evangelio ni con la justicia? ¿Cuáles son las causas y
las actitudes de la tardanza en la justicia y la reparación?
La
última declaración tiene más significado para los exmiembros. Los capitulares
declaran que consideran aliados a… porque siempre se nos habló de los “enemigos”,
incluso de parte de los eclesiásticos que estaban “inflitrados”.
Estas
cuatro declaraciones son el fruto de las reflexiones capitulares que enmarcan
el resto del documento (incluido el PyS). Son declaraciones que para cualquier
cristiano resultan aspectos obvios de la vida cristiana… que los Capitulares
hayan emitido un documento oficial con estas cuatro declaraciones, resulta más
que elocuente.
Personal y Comunitario
La
segunda sección del documento presenta un examen de conciencia y un “examen práctico”[1] para los miembros.
Los
Capitulares presentan los puntos más significativos de su examen de conciencia (no.8)
constatando que los crímenes de personas concretas, también dejaron huella en
la Congregación… y añaden (esos crímenes) “desvirtuaron la comprensión y
vivencia del carisma”.
Este
número 8 parece sólo una introducción a una serie de aspectos negativos que
reconocen “con dolor y vergüenza” (no.9). Sin embargo, la nota de referencia
citando la exhortación apostólica postsinodal Reconciliatio et paenitentia indica que el número era más amplio y
parte de la redacción se perdió en las revisiones.
Los
Capitulares dicen (en el mismo no.8) que el pecado y crímenes “cometidos por personas
concretas, también dejaron huella” en
la Congregación. Sin embargo, el comunicado de la Visita Apostólica (1 de mayo
de 2010) usa una expresión más fuerte: “la conducta” de personas concretas “ha causado serias consecuencias en la vida y
en la estructura de la Legión”. Es decir, el Vaticano ha sido consciente de
que no se trata simplemente de una “huella” y de que no es algo que “también”
dejó huella, sino que la estructura misma de la Legión lleva las consecuencias
del abuso sexual, del abuso psicológico, del abuso de conciencia y de otra
serie de abusos.
Cuando
se publicó el comunicado de la Visita Apostólica (llamado acéfalo por Velasio y
los Superiores legionarios), la conducta que dañó la congregación se refería
exclusivamente a Marcial Maciel, considerado “criminal solitario”. Por tanto, es
un cierto avance que en este número, a pesar de que los Capitulares no mencionan
al Fundador, reconozcan a “personas concretas”. Ahora bien, el párrafo cita el
texto del Papa Juan Pablo II donde habla del pecado social. El párrafo fue
recortado y por tanto la referencia pierde toda su fuerza.
De
las cuatro acepciones de “pecado social” que menciona el Papa en la exhortación
hay dos que específicamente describen la vida de la Congregación. Primero el
pecado social como pecado contra el prójimo, contra su dignidad y contra la
justicia, tanto por acción como por omisión en el caso de las víctimas. En
segundo lugar cuando el Papa se refiere a situaciones de pecado o
comportamientos colectivos de grupos sociales más o menos amplios donde el pecado
social es “el fruto, la acumulación y la
concentración de muchos pecados personales” (Reconciliatio et paenitentia,
16). El Papa dice con claridad que además de los pecados personales, el pecado
social incluye el pecado de quien “pudiendo
hacer algo por evitar, eliminar, o, al menos, limitar determinados males
sociales, omite el hacerlo” (Ibid).
Los
Capitulares declararon reconocer (no.4) que las acciones para convertirse y
reparar llegan tarde. A la luz de este examen de conciencia se ve con claridad
que el pecado social legionario no se refiere sólo a las acciones concretas del
Fundador (que fue la línea editorial hasta antes de este Capítulo General) o
sólo a las acciones concretas de legionarios abusadores, algunos de los cuales auténticos
depredadores sexuales; sino que el pecado social legionario incluye a cuantos pudiendo hacer algo por evitar, eliminar, o,
al menos, limitar el abuso, omitieron
hacerlo.
En
muchos miembros (legionarios y consagrados), incluso en personas del RC,
persiste la idea de que los abusadores, por numerosos que sean, no dejan de ser
casos aislados y acciones individuales. Recordemos que a los legionarios se les
hacía firmar solemnemente y ante el Santísimo Sacramento un documento de “responsabilidad
personal” donde entre otras cosas se descargaba de responsabilidad a la
Congregación.
Por
tanto, la estructura de la Legión, sus reglamentos, su forma de proceder, etc. han
sufrido serias consecuencias a causa de la conducta de personas concretas que
cometieron abusos sexuales, de personas concretas que abusaron psicológicamente
de algunos religiosos, de personas concretas que abusaron de su autoridad, de
personas concretas que abusaron de la conciencia de otros y de los Superiores
que propiciaron esos comportamientos y de Superiores que no hicieron nada para
impedir esos males a pesar de que fueron informados, reportados y denunciados
innumerables veces.
Es
necesario además mencionar que bajo la supervisión de Velasio de Paolis muchos
legionarios fueron “encapsulados” y tachados de faltos de integración por
informar de conductas o situaciones anómalas. La mayoría de ellos, hoy en día
se cuentan entre los exlegionarios, algunos habiendo dejado el ministerio, otros
incardinados en parroquias. La actuación de Velasio de Paolis y de los
Superiores constituyó una forma cruel de abuso de autoridad y abuso de
conciencia. No es el tema de este documento capitular, pero la mención es
necesaria porque el abuso sexual es sólo uno de los males que estructuralmente
han dañado desde los orígenes a la Congregación.
El
número 8 del documento CyR deja ver que el reconocimiento del abuso sexual es
sólo un inicio pues el abuso sexual lleva consigo otra serie de abusos que
implican no sólo a personas concretas, sino a los constituidos en autoridad.
Un firme compromiso de enmienda
La
tercer y última parte de CyR tiene un título que hace referencia a la conversión,
pero no a la reparación. Toda conversión, para ser auténtica, comporta un
propósito firme de enmienda. Para los Capitulares tal propósito viene reflejado
en el documento PyS del cual presentan un resumen de 10 puntos en CyR.
¿Y
la reparación? ¿Dónde quedó la reparación? Al parecer sólo en el título del
documento y en la única acción concreta del punto 11c. Los 10 puntos de los propósitos
de enmienda no hacen referencia a NINGUNA acción de reparación.
Esto
es sumamente decepcionante, pero es comprensible viniendo de quien viene. Los
legionarios en el documento CyR nuevamente se miran sólo a sí mismos; aunque
hay un pequeño avance porque al menos hicieron referencia al daño a los “hijos
de Dios”. Pero al final todas las acciones y propósitos inician con ellos y
concluyen en ellos mismos.
Es
decepcionante que después del análisis, del examen de conciencia y de los “mea culpas” al final no haya acciones de
reparación. Ninguna… lo de establecer estructuras para facilitar caminos
terapéuticos es hasta ofensivo, tratándose de la única acción de todo este
esfuerzo.
¡Qué
conciencia tan dañada deben de tener los Capitulares para después de varias
semanas de reflexión sólo ofrecer “estructuras para facilitar caminos
terapéuticos”! Y decimos “conciencia dañada” porque los Capitulares (y por ende
los legionarios) consideran un gran progreso “de la mano de la Iglesia” con el “acompañamiento
del Papa Francisco” este documento tan miserable.
¡Qué
guías tan ciegos! Reconocen que “las
acciones para convertirnos y reparar el mal llegan tarde” y siguen
retrasando la reparación concreta ofreciendo tan solo “estructuras para
facilitar caminos terapéuticos”…
Conclusión
«No
todo el que me dice “Señor, Señor”» (Mt.7,21).
La
lectura de CyR pareciera que termina sin completarse, como que anuncia mucho y
sólo entrega la mínima parte. Por eso, para la mayoría de los exlegionarios y
para las víctimas de abuso sexual, el documento es insuficiente y hueco, ¿por
qué?
Algunos
legionarios han comentado que “nada les parece”, “lo que les den, será
insuficiente”, etc.
Pero
no se trata de una percepción meramente subjetiva, pues al final el documento
CyR se queda nuevamente sólo en palabras y en acciones que tienen como máximo
horizonte la misma Congregación. El propósito de emprender acciones punitivas
hacia abusadores concretos es una parte de la justicia; pero la parte de la
justicia que implica solamente a la misma Congregación. ¿Y las víctimas? Para
las víctimas la propuesta son estructuras para facilitar caminos terapéuticos…
Epílogo: reparación
y carisma
El
nuevo Director General, John Connor, habló de “afrontar con determinación los
abusos en nuestra historia como parte de nuestra misión y signo de la
autenticidad de nuestra vocación”[2].
Si
afrontar los abusos sexuales (falta aún afrontar el abuso psicológico y el
abuso de conciencia) son signo de autenticidad vocacional, quiere decir que han
sido inauténticos durante los primeros 79 años… precisamente los años
fundacionales.
John
Connor implícitamente reconoce que la Congregación no ha sido auténtica, el
documento CyR es un reflejo de ello. Al final es sólo una respuesta ante la
situación de crisis que les ha impuesto la exposición mediática. Esta reflexión
no brotó de una iniciativa interna o de un impulso carismático de renovación.
Sin los Magníficos, sin legioleaks, sin Analu, Belén y Biani no habría habido
documento “CyR”. Si la renovación no nace del interior, sino que es forzada
desde el exterior, es porque el núcleo espiritual de la Congregación no tiene
la fuerza suficiente para suscitar la coherencia con el Evangelio… porque el
carisma de los legionarios es sólo una metodología.
[1] El exámen práctico es un
cuestionario que los miembros deben responder durante 45 minutos una vez a la
semana (generalmente el domingo). El cuestionario es sobre la vida legionaria, algunas
virtudes y la vida religiosa.
[2] Nota de prensa del Capítulo
General, 26 de febrero de 2020. https://legionariosdecristo.org/p-john-connor-lc-afrontar-con-determinacion-nuestra-historia-y-ayudar-a-sanar-a-las-victimas-es-parte-de-nuestra-mision/