Un
neonovicio de la Congregación de Maciel en 2018 redacta su “experiencia”. En
apenas 5 párrafos, acerca de «lo que significó para mi dar el paso al noviciado».
El título de su escrito es: «“Que descanse en paz”, dijeron mis pasiones».
Los
primeros 2 párrafos muestran la ilusión de un alma fresca que desea responder a Dios y ha renunciado al “mundo”. Entre líneas
puedo leer la ilusión y el entusiasmo (etimológico) que yo también experimenté
en los albores de mi vida en la Congregación de Maciel. Estos sentimientos
nobles y hermosos fueron compartidos por la gran mayoría de quienes fuimos o
son legionarios.
Imagen tomada de la publicación en la Web Oficial |
Sin
embargo, mucho de lo que dice es como escuchar al mismísimo Marcial Maciel. Por
ejemplo se refiere a su entrada al noviciado como «respuesta de la Congregación
a Dios», como cuando Maciel hablaba de la misión y de la grandeza a la que
están llamados “los nuestros”. La última frase de ese párrafo dice así: «ser
Legionario es un llamado a formar parte de una verdadera familia que, cual batallón
en plena guerra, te sostiene para perseverar en el camino y ser partícipe de la
victoria final». Quitando lo de verdadera familia, hablar de “batallón”,
“guerra”, “perseverancia” y “victoria final” no puede no recordarme las charlas
de Maciel.
Este
muchacho ingresa al noviciado, a hacer un discernimiento y conocer la Voluntad
de Dios; pero habla de perseverancia antes que de discernimiento y habla de
victoria final con ese sentido escatológico con que Maciel a veces sazonaba su
mesianismo narcisista. Qué bien lo expresó el Honorable Don José Barba (ex): «los
viejos conceptos manidos, dichos con buena presencia y una retórica aceptable»
y más adelante dice: «Un gravísimo Mal es el que más se parece (sin serlo) al
verdadero Bien.».
Un
novicio narra su experiencia llena de ilusión con lo que parecería frescura y
entusiasmo. Pero lo que describe es el mismo discurso hueco, aunque correcto,
de cada generación. Los más superficiales sólo verán una narración personal y
sin problemas doctrinales. Quienes hemos experimentado la maldad de Maciel y de
muchos de los Superiores reconocemos el mal que se presenta con apariencia de
bien.
Ejercicio estilístico de narcisismo (carisma macielista) |
El
último párrafo se titula «Una respuesta de Dios a la congregación» y es
aterradoramente “legionario”. Un neonovicio con apenas 10 días en la
Congregación dice: «Ante la respuesta generosa de estos jóvenes Dios no se
quedó callado y pidió también comunicar algo muy especial a la congregación».
¿Por qué un novicio de alma fresca a 10 días de su ingreso es capaz de usar el
nombre de Dios como lo usan los “grandes” legionarios? ¿Habrá redactado
Robles-Gil o Eloy Bedia este párrafo?
El
párrafo es un acto completo de narcisismo legionario donde se usa a Dios para
vestirse a sí mismo de gloria. Dios pide comunicar algo, ¿a quién le pide Dios?
¿por qué Dios tiene que pedir (permiso) para comunicar algo? ¿qué comunica?
¿cómo sabemos que es comunicado de parte de Dios? ¿no será invención humana?
¿por qué comunicar a la congregación?, etc., etc.
Dice:
«A una congregación aún lucha por purificarse y en la que muchos religiosos se
esfuerzan por mantenerse firmes en esta gran misión que les confía a través de
su Iglesia.»
Purificarse,
¿blanqueando el exterior con comunicados de prensa y ocultando al interior las
víctimas? ¿luchar por mantenerse firmes con motivación por encima del
discernimiento? ¿cuál es la “gran” misión? ¿reclutar, recaudar y crecer más?
De
verdad, ¿puede decirse que es Dios el que confía esta incógnita “gran” misión?
De hecho, históricamente lo único que la Iglesia (San Pablo VI) ha confiado a
la Congregación es un territorio de misiones en la península de Yucatán,
México. Territorio en el que no ha habido mucha “gran” misión pues la mayoría
de los legionarios se concentra en torno a la zona hotelera.
Continúa
diciendo el neonovicio: Dios le concedió un regalo a la Legión esa noche; indirectamente
dice “Ese regalo fui yo y otros 29 jóvenes…”: «¿Qué prueba del amor de Dios que
recibir a más de 30 nuevos jóvenes dispuestos a seguir su llamado?». Narcisimo,
vanidad, soberbia.
A
tan sólo 10 días de noviciado, este joven ya cambió los criterios eclesiales
por una visión legionario-macielista del mundo y de la Iglesia.