Parte 1 de 3
En el llamado «III Informe anual Verdad, justicia y sanación» de los legionarios con fecha del 30 de marzo de 2023 (Referencia en la nota[1]) los legionarios se comprometieron a afrontar los abusos de Autoridad y de Conciencia.
El informe dedica la cantidad de dos párrafos (Inciso III, G página 21) al tema.
El primer párrafo dice que han atendido puntualmente “algunos” casos. Sin embargo la redacción de dicho párrafo se antoja mentirosa y falaz pues dice que algunas personas se han acercado a un canal independiente. ¿No habían dicho que el canal era independiente y que no compartía datos con la Congregación? ¿cómo resulta que se acercan al canal independiente y la Congregación los atiende puntualmente? Y aunque el “canal independiente” contactara a la Congregación con permiso de la víctima, ¿qué garantiza la independencia si hay semejante nivel de comunicación y tan poca transparencia? ¿hay algún organismo independiente que garantice la privacidad de las víctimas?
El mismo párrafo dice que se han iniciado caminos de sanación, conversión institucional y reconciliación (se entiende que gracias a esos casos puntuales). ¿Cómo puede darse una conversión institucional a partir de unos casos puntuales que además no acudieron a la Congregación? ¿En qué consiste la conversión institucional? ¿Hay algún documento o instructivo al respecto? ¿Cómo puede un caso puntual que acude a un “canal independiente” ser causa de conversión institucional?
Dirección espiritual / Diálogo formativo
El segundo párrafo establece el compromiso para el 2023 de formar una comisión para afrontar global y sistemáticamente este tipo de abusos.
Sin embargo, a lo largo de todo el 2023 no hubo ningún comunicado de parte de la Congregación; por tanto se entiende que nunca se estableció ninguna comisión. Es posible que el siguiente “informe”[2] incluya algún párrafo que asegura que ya trabajan sobre ello y que hasta han nombrado a un equipo… un equipo que no ha sido dado a conocer y que estará consultando a algún reconocido canonista[3].
Afrontar los abusos de conciencia y autoridad es una tarea establecida por el Capítulo General; el mismo párrafo del llamado “III Informe” cita dicho compromiso (nota de pie en el documento num. 21).
Diversos colaboradores y el Equipo de Liberabit Veritas han intentado contactar a quienes participaron en el Capítulo General preguntando por el compromiso. La respuesta ha sido siempre la misma: el silencio[4].
Tipificación de los Abusos
Los miembros del Capítulo General de 2020 establecieron (num.21 del comunicado):
El ministerio sacerdotal nos exige respetar con suma delicadeza la dignidad de toda persona redimida por Cristo y su libertad. Habiendo constatado con tristeza también algunos abusos de poder y de conciencia en el ejercicio de la autoridad y en nuestra actividad apostólica, pedimos al gobierno general analizar esta realidad compleja y proponer medidas apropiadas en vista de la formación pastoral, de la prevención de cualquier tipo de abuso y de la sanación de las personas afectadas.
El Capítulo General no definió que entienden los legionarios por “abuso de poder” o por “abuso de conciencia”. Tampoco el gobierno de John Connor, a la fecha, ha especificado el término. Por tanto, la primer tarea de una comisión para afrontar los abusos no sexuales debe ser definir el alcance y la comprensión del abuso en sus diferentes modalidades.
A diferencia del abuso sexual donde la mayoría de las líneas son nítidas y están definidas, en el abuso de conciencia, el abuso de poder y el abuso psicológico todos los bordes están borrosos. Si para el reporte de abuso sexual en la Congregación fue suficiente (según el criterio mismo de la Congregación) un equipo interno del núcleo fiel, para otro tipo de abusos es necesario contar con expertos externos pues la Congregación no los tiene.
Han pasado 4 años desde el Capítulo y sólo se promete que se establecerá una comisión, deseamos que no suceda lo mismo que con otras promesas[5].
Nota: la presente reflexión se refiere a la Congregación fundada por el depredador serial, Marcial Maciel, actualmente llamada “legionarios”. El abuso se da en otras realidades sociales que exceden el alcance de esta reflexión.
Abuso de Poder y Autoridad
El Equipo de Veritas Liberabit ofrece un acercamiento al abuso de poder y/o autoridad apoyándose en la experiencia de quienes lo han sufrido. A diferencia de los informes abstractos con mucha presentación donde se habla de algo que alguien cometió en algún lugar, tratamos de ser concretos y respaldar lo que se dice con testimonios específicos.
Antes de desglosar este un intento de definición es necesario decir que el ejercicio torpe de la autoridad no es propiamente un abuso. A lo largo de las entrevistas nos hemos encontrado con múltiples experiencias negativas de exlegionarios que sufrieron a más de un Superior de comunidad, pero que no constituían propiamente un abuso de autoridad. La lista de Superiores que hirieron a legionarios con un ejercicio torpe de la autoridad es muy amplia, y esto se explica porque la mayoría de quienes ejercían el “servicio” de la autoridad eran seleccionados por su lealtad a Maciel, por su adhesión al sistema, por su capacidad de informar o incluso por el patrimonio familiar, pero no por su prudencia en el gobierno[6]
El tema del ejercicio de la autoridad en la Congregación al menos desde 1947 a 2020 merecería un estudio independiente. La forma de ejercer la autoridad en la Legión implica todo el “sistema de poder”[7] con el que la Congregación era gobernada y esto se ve con claridad cuando se afronta objetivamente la cultura interna de control.
Es un hecho que el ejercicio de la autoridad en la Congregación era muy defectuoso (omitimos cualquier valoración a partir de la llamada “renovación”[8]) por varios motivos que valdría la pena estudiar. Tal ejercicio también causó muchas heridas a muchos religiosos pero de suyo no constituyó un abuso de autoridad o de poder.
El Vaticano se refirió al ejercicio de la autoridad en la Congregación como un “sistema de poder”; de hecho las primeras acciones del Delegado Pontificio[9] se dirigieron a sanear el servicio de la autoridad. Para muchos legionarios esas disposiciones no significaron demasiado pues entendían que por estar en tiempo de “fundación” no se tenían Consejos y demás órganos reguladores del ejercicio de la autoridad…. El tema merecería una reflexión independiente pues sin incurrir propiamente en el abuso de autoridad, la forma en cómo se ejercía el “poder” en la Congregación era muy dañino para muchos religiosos.
Informe genérico y con espacio vacío
A lo largo de un sinnúmero de entrevistas y testimonios hemos podido constatar dos esquemas distintos. El primero se refiere a acciones que afectan en particular y que podríamos calificar como abuso de autoridad o de poder. El segundo esquema se refiere a acciones que afectan a muchos a la vez y que no podríamos calificar directamente como abuso de autoridad, sino como una acción controladora, la cual es en sí, un abuso de autoridad o de poder.
De este modo, podemos definir el abuso de autoridad/poder como una conducta basada en una relación de poder, jerarquizada y desigual, por acción u omisión, que lleva a la ruptura o distorsión de la relación de confianza dentro de la cual la persona es manipulada o es utilizada para propia gratificación o de la institución.
La acción controladora podría ser reconocida (más adelante se clarifica mejor) cuando alguien repetidamente atemoriza o hiere o aísla a otra persona o personas para controlarlas.
Continuará
Desglosaremos ambos acercamientos en la siguiente entrega
[2] La presente reflexión comenzó a prepararse durante febrero de 2024; a inicios de marzo aún no ha sido publicado el siguiente informe de atención a víctimas.
[3] Con ese argumento escamotearon el compromiso de establecer una comisión para esclarecer responsabilidades. A la fecha no han hecho y los informes anteriores hablaban de que habían consultado a alguien.
[4] Hablamos de silencio macielista pues Marcial Maciel afrontaba los señalamientos verdaderos en su contra con el silencio y sólo cuando se levantaban falsos en su contra, respondía. De hecho, cuando se publicó en 1998 el artículo en el Harford Courant la indicación fue NO RESPONDER. Aunque de hecho sí se manejaron distintas respuestas a personas seleccionadas.
[5] Recordamos también que el Capítulo General publicó el compromiso de establecer una comisión para atender a las víctimas del depredador legionario Fernando Martínez (que Dios tenga misericordia de su alma) y hasta la fecha no hay nada. Más aún, el actual director territorial, Alberto Simán, ha dicho que de él no depende y a él no le toca.
[6] Se atribuye a Santo Tomás la siguiente respuesta cuando fue propuesto para superior de comunidad; rechazó el nombramiento diciendo: “el que es docto, que nos enseñe, el que es santo que nos edifique, el que es prudente, que nos gobierne”.
[7] Cfr. https://www.vatican.va/resources/resources_comunicato-legionari-cristo-2010_sp.html Comunicado sobre la Visita Apostólica, 1 de mayo de 2010, num. 5
[8] Pero anotamos que una trayectoria de más de 60 años no puede ser “renovada” con un Capítulo General o con una nueva edición de las Constituciones aunque el volumen sea más delgado.
[9] El obispo Velasio de Paolis (qepd).