Hace 11 años prometieron lo mismo |
En las páginas 13 y 19 en “Informe Anual 2020: Verdad, justicia y sanación” la congregación habla de las investigaciones que tendrán lugar sobre los “presuntos casos de encubrimiento o negligencia grave”.
Es verdaderamente extraordinario que no hayan pasado dos cosas sencillas en relación con estos casos de encubrimiento o negligencia:
1. La primera cosa que ya debería haber pasado es que los mismos involucrados hayan ofrecido una disculpa pública por haber participado en el encubrimiento. Ellos saben perfectamente quiénes son. Todos los abusadores tenían rectores, superiores y directores territoriales que no solamente fueron informados por los mismos legionarios abusadores de sus actos, sino que movieron a los abusadores de lugar en lugar y en algunos casos motivaron a los abusadores a seguir adelante hacia la ordenación sacerdotal. Si es verdad que los miembros de la congregación se han dado cuenta de la gravedad del daño que han hecho a las víctimas, seguramente pueden dar este sencillo paso de identificarse sin que se tenga que hacer una investigación.
2. La segunda cosa sencilla que la congregación podría haber hecho desde hace tiempo, si realmente hubiese roto con el pasado y optado por un camino de transparencia, es haber removido a todos los superiores que estuvieron involucrados en los encubrimientos de posiciones de gobierno o de dirección de almas. No se necesita hacer ninguna investigación externa, solo tienen que ir a sus propios archivos y ver quiénes fueron los superiores de los abusadores.
La pregunta es entonces ¿por qué estos pasos sencillos no se han dado? ¿por qué nadie ha tenido que aceptar responsabilidad por la negligencia y el encubrimiento? Hace 11 años la Legión prometió solemnemente exponer a los culpables en su comunicado del 25 de marzo de 2010:
“Si resultase que ha habido alguna colaboración culpable, actuaremos según los principios de la justicia y caridad cristianas responsabilizando de sus hechos a estas personas”.[1]
El “Informe Anual 2020” no tiene como finalidad ni revelar la verdad, ni hacer justicia ni sanar a las víctimas. Este documento es un paso más en el intento de salvar a la congregación. No hay un cambio de cultura interna pues la legión sigue creyendo que produciendo palabras empáticas bastará para arreglar la situación pero sin tener que realizar acciones concretas o asumir responsabilidades individuales. El “Informe Anual 2020” es más de lo mismo. Vuelve a prometer lo que ya se había prometido hace una década.[2] En verdad la vida sigue igual.
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