Sunday, May 20, 2018

Temor y Víctimas



Semanas atrás se habló mucho de las víctimas de Marcial Maciel y de la Legión. La actitud ante el tema es antagónica y divide posturas. Tanto exmiembros como miembros actúan como víctimas; los exmiembros por una injusticia nunca reparada, los miembros, sujetos a una campaña de desprestigio mediático.

Es necesario acotar algunas ideas.

La imagen de la Legión se ve afectada realmente. No atender víctimas no sólo genera mala opinión pública, sino además aleja bienhechores y levanta suspicacia entre posibles nuevos contactos. El daño a su imagen es real.

¿Esto hace que los legionarios sean víctimas?

¿Qué no son capaces los exmiembros de pasar la página y dejar la amargura de sus resentimientos?



Las víctimas de Marcial Maciel son como la parte visible del iceberg


Para atender a estas incógnitas es necesario considerar por qué se consideran víctimas muchos de los exmiembros y por qué los legionarios se consideran victimizados por los medios de comunicación.

Es un hecho que la Legión ha influido en la vida de muchas personas de modo positivo y de modo negativo. Por el lado positivo podemos hablar de la educación, la formación religiosa, amistades, viajes, conocimiento de otras culturas, en muchos casos el sacramento de la confirmación e incluso el sacramento del orden sacerdotal, etc., etc. Las experiencias positivas son muchísimas y muy variadas.

La afectación negativa en muchos casos puede describirse como una mala experiencia o un conjunto de ellas. Mala experiencia con tal superior o mala experiencia con una situación específica. Sin embargo, en líneas generales podemos decir que el balance de lo positivo y del enriquecimiento personal, supera con mucho los sinsabores propios de nuestra condición de creaturas caídas y dañadas por la culpa original. Las experiencias negativas forman parte de nuestra vida y ello no constituye a nadie en víctimas.

Hay, por otro lado, un grupo de personas en el que las experiencias negativas son además un daño. Éstas son las víctimas.

Dañar, según el diccionario RAE es causar detrimento, perjuicio, menoscabo, dolor o molestia.

Un ejemplo de “daño” que convierte a un seminarista en una “víctima”: Mes de trabajo en España; uno de los novicios indica al Superior que tiene una malformación congénita en la columna y que no puede trabajar en el cultivo de la remolacha. El Superior responde “ofrézcaselo a Dios”… Resultado: daño permanente en la columna vertebral. Cuando esta persona sale de la Legión (ya sacerdote) la Congregación no se hace responsable de aquella indicación del Superior.

"Mes de trabajo" en Salamanca


El grupo de personas que podemos denominar “víctimas” ha sufrido daño y/o detrimento en uno o varios ámbitos de su persona. A continuación un elenco (no exhaustivo):


Daño sexual

La sexualidad de una persona implica su psicología, sus emociones, su integridad física, etc., etc., Los profesores de antropología y de bioética pueden ilustrar mejor estas afirmaciones. Una persona que ha sufrido abuso sexual recibe daño y detrimento en múltiples facetas de su persona y de su realidad humana. Lamentablemente el número de personas que han sufrido esta afectación dentro de la Legión es desconocido incluso para los mismos Superiores. Sin embargo, es un dato cierto que el abuso sexual ha sido más numeroso al interno de la Congregación que en sus colegios y esto por simples razones “estadísticas”. La cantidad de tiempo que los apostólicos pasan con algún potencial depredador es mayor que el de los niños en un colegio.

Es imposible medir el daño sexual y sus secuelas. Además, son heridas que se arrastran toda la vida y que muchas veces nunca cicatrizan.

Este “detrimento” jamás puede ser reparado con dinero, ni siquiera ser compensado. La integridad sexual simplemente no tiene precio, porque toca y permea a toda la persona. La Legión presume tener la primer y única facultad de bioética en el mundo, ¿cómo es posible que no haya reflexión ni investigación en este ámbito?

Además, debido a que los abusos se dieron al interno de la Congregación, precisamente como parte de la misma, la Institución es plenamente responsable de ellos independientemente de quien haya sido el perpetrador.

Si pensamos por ejemplo en (rip) Guillermo Izquierdo (para mencionar un caso simple). Sus crímenes no fueron algo simplemente a título personal, sino que él obró desde su posición de Superior. El abuso se dio no sólo en una relación establecida por la Congregación, sino que además se dio en inmuebles de la Congregación cuyos habitantes además estaban (están) bajo el cuidado de la Congregación (de esto dan testimonio cartas responsivas, por ejemplo en trámites migratorios).

Todas las personas que han sufrido daño sexual al interno de la Congregación tienen derecho a que la Institución de algún modo repare el detrimento y mitigue el sufrimiento a lo largo de toda su vida.

Cuando el vocero de la Congregación, siguiendo las indicaciones del Superior General, emite un comunicado indicando que se buscarán “encuentros personales” como reparación del daño (o para negociar la reparación) está manifestando una mezquindad humana tremenda que nada tiene que ver con el cristianismo y mucho menos con un corazón sacerdotal.

Depredador sexual y Maestro de Novicios



Daño emocional

El daño emocional es más difícil de conceptualizar; sin embargo puede llegar a ser incluso más profundo que el abuso sexual, porque también afecta a la integridad de la persona. No todos reciben daño del mismo modo pues se requiere una psicología susceptible de daño.

Por ejemplo el joven Robert Wills (oriundo de Washington, EUA) cuya psicología no soportó los procesos interiores que él vivía y buscó respuesta en el suicidio. Un daño irreparable pues terminó con su vida.

Este breve artículo no es el lugar para analizar (además de que carecemos de información suficiente) lo que condujo al suicidio a Robert en una casa de la Legión en Alemania.

Lamentablemente el caso de Robert no es único. Es muy difícil “conceptualizar” el daño emocional. En el caso del abuso sexual las cosas son nítidas: sucedió tal o cual, que en sí constituye una forma de abuso o un abuso propiamente. Punto. En cambio, en el daño emocional las formas de abuso psicológico pueden ser muy sutiles, muchas veces inconscientes.

Ejemplo: en una comunidad de apostolado, un religioso concluye su período de votos temporales y no se ha dicho nada de su renovación. Algunos compañeros bromean sobre el hecho diciendo que ya es “seglar”, al grado de dañar su estabilidad emocional. Alguno, superficialmente, podría decir que son sólo bromas; otro podría categorizarlo como bullying… hay que tener en cuenta que la aceptación a la profesión (temporal o perpetua) no son sólo una admisión, ni sólo una etapa más, sino que afectan la identidad de la persona “lo que soy”. Bromear con ello, en algunas psicologías puede desestabilizar emocionalmente a la persona.

En el grupo de personas que han sufrido daño emocional y psicológico dentro de la Congregación, hay un subconjunto de quienes han padecido formas graves de “maltrato psicológico”. Lamentablemente nuevamente los casos son decenas… pueden ser religiosos que recibieron contradicciones de parte de Superiores diversos. Y no son casos de acciones concretas: haga esto y otro superior le dice, no lo haga. No, se trata de casos donde los elementos tocan la propia identidad: acceder a la profesión, un año más de prácticas, acceder a los ministerios, etc., etc.

Ejemplo: un religioso que ama su vocación legionaria desde el centro vocacional está siendo orientado paulatinamente por el director espiritual a la vida seglar. En la dirección espiritual de esa semana por primera vez abiertamente le dijo el director espiritual que debe considerar la vida seglar. Dos días después el Superior le comunica que fue aceptado para acceder a los ministerios.

Aunque estos casos podrían darse en cualquier congregación incluso en seminarios diocesanos, en la Legión se dan en modo recurrente y en grado superlativo debido a la disfuncionalidad de la Institución. Por ejemplo, hay muchos casos (algunos sin mayor daño) en los que la persona vio con claridad que no debía seguir en la Legión, lo habla con el Superior (antes también director espiritual) y deciden que debe salir de la Congregación, pero no se le permite salir (además de carecer de recursos para regresar a su casa, no tiene consigo sus documentos, pasaporte, etc.). Tiene que esperar a que el Superior General lo autorice… Hay casos en los que después de esto, mientras el interesado esperaba la “carta de salida”, ¡recibió un “cambio de destino”!. En el nuevo destino comenzar el proceso con el nuevo Superior, etc. No se trata sólo de un abuso por “robar” tiempo al afectado, es otro año más de vida y de retraso en emprender una vida normal, sino que además hay un daño emocional.

El mayor número de casos de maltrato psicológico tiene que ver con el abandono de la Congregación. Una vez dentro, pareciera que “le perteneces” a la Congregación y la decisión de salir, independientemente de que se tome o no en fuero interno, debe ser sancionada por el Consejo de Personal. ¿Cuántos casos de jóvenes han determinado regresar a sus casas durante prácticas apostólicas… y se le prolongan las prácticas uno o dos años más?



Daño familiar

Cuando se habla de víctimas, pocas veces se incluye a la familia. Evidentemente no se trata solo de descontento, malestar o familias ofendidas. Para considerar víctima a la familia de un legionario o exlegionario debe haber daño real. Recordemos que Marcial Maciel aisló a los legionarios de su familia como una estrategia de protección para su vida de sexo y drogas. Aquello que comenzó como una estrategia de encubrimiento, se convirtió en norma para la Congregación. Bajo el pretexto de una vida disciplinar estricta se mantuvo un régimen normativo inhumano o a lo menos dañino.

Un ejemplo mínimo es la correspondencia epistolar y el correo electrónico. Si bien el religioso otorgó un consentimiento al menos tácito para que los Superiores dispusieran de su correspondencia, los demás miembros de la familia no lo hicieron ni fueron informados de ello. La correspondencia y los mensajes electrónicos no sólo eran revisados y leídos sin consentimiento, sino que, si el Superior así lo juzgaba, la carta era destruida o el mensaje era borrado, sin informar ni a remitente ni a destinatario. Cuando esto no se hizo en una ocasión, sino de manera sistemática “por el bien de la vocación”…

Sobre el tema de la correspondencia se ha discutido bastante. La clave para entender que no se trataba sólo de disciplina religiosa es la falta de acompañamiento. El superior destruye una carta o un mensaje dirigido a un religioso; no informa, no avisa, no acompaña. Simplemente decidió dañar la relación “por el bien de la vocación”.


Daño patrimonial

Si el daño a la familia casi no se considera dentro de la victimización, menos aún el daño al tiempo. De hecho, los legionarios parafrasearon la expresión “time is money” con la expresión “el tiempo es Reino”. Quien entró en la Congregación y salió después de 10 años... tendrá un cierto retraso en reemprender su vida normal.

Cuando alguien sale 15 ó 20 años después de su ingreso, lleva un retraso importante. No sólo porque no tiene pensión; tampoco tiene carrera, ni estudios válidos. Este “retraso” en reemprender una vida normal, es una forma de daño; se puede decir “daño patrimonial” porque el exlegionario lleva 10, 15 ó 20 años de retraso con respecto al tiempo de desarrollo normal.

Los Superiores legionarios saben que de abrir la puerta a las víctimas podría impactar la preciada economía de la Congregación. Si por cada legionario “activo” hay al menos 13 exlegionarios y de estos 13 al menos 2 reclaman algún tipo de daño…

Los números son muy generales, pues la variación es grande según la época; sin embargo, casi todos los exlegionarios hasta 1976 pueden reclamar algún tipo de daño (salvo quienes permanecieron periodo corto de tiempo). A partir de 1976 hubo un poco de más apertura por el ingreso de más jóvenes de “centros civiles”, pero hubo más ingresos.

Alguno podría objetar que está saliendo libremente de la Congregación y tuvo muchos años antes para salir “a tiempo”. Esta objeción solo puede venir de quien no conoce o no considera lo que ha sido la Legión.




Estrategia

El tema de las víctimas en la Congregación de los legionarios se afronta con la asesoría de expertos en control de daños e imagen.

Las víctimas de Marcial Maciel, las sexuales, son la punta del iceberg. Por eso los asesores han recomendado manejar con mucha discreción cada caso. Aquí no se trata del Evangelio o del espíritu cristiano, se trata de sortear esta que se ha considerado una crisis superada.

Las víctimas, se dice, son personas amargadas que no han sabido dar vuelta a la página y siguen relamiéndose las heridas; las víctimas hablan de un personaje que ya murió. La Legión de hoy, se dice, ya no tiene que ver con aquellos hechos  lamentables. Dicen, los reprobamos y pedimos perdón; ya hemos pedido perdón (y citan textos de 2014).

Pero todo esto que dicen, lo “dicen” a la opinión pública y a los medios. No hablan con las víctimas porque les siguen temiendo…

Los asesores de imagen saben que una víctima que ha transformado su humillación en acción es de temer. Y fueron 8 los que derrotaron y derrumbaron el imperio de mentiras que había creado la Legión en torno a su fundador Marcial Maciel. Por eso la Legión teme a las víctimas…

4 comments:

  1. Simplemente magnifico. Otro tema a tratar son las herencias. Los legionarios exigen a sus religiosos que les entreguen las herencias (no se si eso es acurde co el CDC) sin embargo, cuando hay una necesidad familiar NO SE HACEN CARGO

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  2. Habría que profundizar en la "definición de víctima. No sea que se cuele mucho listo. Para mi una víctima es una persona a quien han mentido y que de esa mentira se derivan consecuencias graves. Otra definición podría ser: Una persona que ha obedecido al superior legítimo, y de ese acto de obediencia se derivan consecuencias graves.

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  3. El argumento de que no se puede indemnizar a ninguno porque hay muchas víctimas y nos saldría muy caro, ovbiamente no es un argumento. Que lo hubieran pensado antes.

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  4. Permitanme datllar el daño que les he hecho yo. Yo vivía en Villaviciosa de Odón, como recordarán ellí tenían los legionarios el Colegio Virgen del Bosque. Pues bien, yo tuve que ir a caritas porque no tenía para comer, y en caritas te hacen una entrevista para interesarse por ti. Yo le dije la Verdad, "yo fui legionario de Crisro, al poco de salirme murieron mis padres, y no he sido capaz de salir adelante en la vida". El párroco de Villaviciosa me dijo. "Digale a su superior general (AC) que caritas no está para atender a los ex mienbros de ordenes religiosas y mucho menos los Legionarios de Cristo. Yo le envié un mail a Corcuera, naturalmente se lo pasó por el arco del triunfo. La consecuencia es que los legionarios se enemistaron con el parroco y con el circulo de Caritas. Ciertamente no sabemos lo que hubira pasado si los hechos huieran ocurrido de otra manera pero ellos tenían allí un colegio en precarias condiciones, y que sólo podia ser llenado con el apoyo del parroco y de familas católicas de la zona, y eso no ocurrió. Las consecuencias, UN COLEGIO MENOS.

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