Planteamiento
Hace
un año (2016), por estas mismas fechas, Eduardo Robles Gil Orvañanos, el actual
sucesor de Marcial Maciel al frente los Legionarios dirigía una carta a
religiosos en Ejercicios Espirituales. La carta revela mucho, a continuación
algunos elementos más destacados.
¿Sacerdocio
legionario o sacerdocio en la Legión?
Sacerdocio
legionario o sacerdocio en la Legión: Ambas expresiones se usan a lo largo del
texto indistintamente. Esta ambivalencia es perniciosa en su ambigüedad. Cabe
decir, que no existe ningún sacerdocio legionario. El sacerdocio es de la
Iglesia a quien Cristo, el Único Sacerdote, se lo confió.
La
expresión en el texto de Eduardo, es casi un acto fallido[1], que diría Freud. Revela
la percepción que se tiene en la Legión sobre el sacerdocio. Algo que puede ser
casi usado o casi instrumentalizado. De hecho, el primer apartado de la carta,
titulado “Sacerdotes religiosos” es una manifestación de ello. Aquí el
análisis.
El
apartado consta de 5 párrafos (ver imagen); los tres primeros (recuadro azul)
exponen la doctrina eclesial común y los dos últimos (recuadro verde) hablan de
la Legión. La exposición es sutil pues parece una carta normal con doctrina de
la Iglesia; pero revela los procesos mentales que hemos visto en otras
ocasiones al analizar presentaciones de Legionarios en puestos de gobierno. Primero,
se expone la doctrina común, se emplean citas que den respaldo a lo presentado
y después se concreta en lo particular como una aplicación específica. Algo que
nos repitieron mucho en el Noviciado: «Las Constituciones son la concreción del
Evangelio para el legionario».
Dice
el texto de Eduardo §3: «Nuestra
identidad sacerdotal se define a partir del servicio que estamos llamados a
desempeñar a favor de los fieles»[2] y luego parafrasea un
texto de San Juan Pablo II de la Pastores
Dabo Vobis. Lo siguiente (recuadro rojo) es una concreción de este servicio
sacerdotal. ¡¡¡El servicio a los demás fieles para el legionario consiste
específicamente en acompañar, formar e impulsar a los miembros del RC!!! (ver
recuadro rojo).
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¡Momento,
por favor! Tres renglones antes citó exhortación Pastores Dabo Vobis. Dice el texto del Papa, el que Eduardo refirió:
«Los presbíteros son, en la Iglesia y
para la Iglesia, una representación sacramental de Jesucristo, Cabeza y Pastor,
proclaman con autoridad su palabra; renuevan sus gestos de perdón y de
ofrecimiento de la salvación, principalmente con el Bautismo, la Penitencia y
la Eucaristía; ejercen, hasta el don total de sí mismos, el cuidado amoroso del
rebaño, al que congregan en la unidad y conducen al Padre por medio de Cristo
en el Espíritu. En una palabra, los presbíteros existen y actúan para el
anuncio del Evangelio al mundo y para la edificación de la Iglesia,
personificando a Cristo, Cabeza y Pastor, y en su nombre».
En
la carta, el Director General presenta al Comunicado del Capítulo General como
en la línea doctrinal y en continuidad con Pastores
Dabo Vobis: La vocación sacerdotal es para hacer presente sacramentalmente
a Cristo entre los hombres. Sin embargo al concretar la “misión específica” de
los legionarios, Eduardo da un giro completo al significado. El “sacerdocio
legionario” ya no es una representación sacramental sino un ejercicio
funcional: acompañar, formar e impulsar. La misión sacramental del sacerdote,
para el legionario se vuelve algo funcional… porque además señala el párrafo que
el “sacerdocio legionario” se complementa con otras formas de vida que
comparten el mismo carisma.
La
expresión de todo el apartado “Sacerdotes religiosos”, especialmente los
recuadros rojo y verde encuentran centenares de ejemplos, testimonios y
experiencias entre quienes han vivido como sacerdotes un tiempo en la Legión
(se pueden consultar al respecto algunos testimonios en Legioleaks).
Evidentemente
lo expuesto no es herejía, pero sí es una instrumentalización muy sutil del
sacerdocio.
Libertad y
Respuesta, Sinceridad e Informes
El
siguiente apartado de la carta se titula “Llamados por el Padre”. Al igual que
el anterior expone la doctrina eclesial y después concreta algunos aspectos
específicos de la Legión. La doctrina presentada es intachable; la teología de
la vocación corresponde al sensus
eccleasiae y no al abuso con que suele emplearse la “vocación” en el ámbito
legionario. Sin embargo, la mayoría de quienes han realizado el proceso
vocacional (por llamarlo de algún modo) en la Legión, coinciden en declarar que
la teoría no corresponde con la vivencia. Dice el texto: «(Jesús) No se impone. Más bien, se insinúa para no
violentar nuestra libertad».
La
delicadeza de Dios con nuestra libertad dista mucho de las metodologías
legionarias: de la retención de pasaportes, del tener que esperar la carta del
director general, de “no piense en eso (la vocación) son tentaciones del
demonio”, de viajes y “misiones” cuando alguno entra en crisis, de “miles de
almas se perderán por tu falta de generosidad”, de “Ud. es como el joven rico y
será un recuerdo en el anonimato”, de “hay un lugar preparado para Ud. en el
infierno si no es fiel”, de “nunca serás feliz fuera de la Legión”, de “tienes
vocación como una catedral”, de “aquí todos tienen vocación hasta que se
demuestre lo contrario”, de “los que salen de la Legión piensan inadecuadamente
y les falta humildad”, de “Dios ha determinado que la salvación de algunos
depende de la fidelidad de Ud.”…
La
delicadeza de Dios no exhorta a seguir en el camino como si estuvieras en un
maratón “ya te quedan sólo 15 kms, ya casi llegas”, “ya estás en la recta
final”, etc. como últimamente Eduardo ha estado exhortando a los filósofos y
teólogos buscando contener el éxodo a goteo. La exhortación debería ser al
discernimiento, no a pasar a la siguiente etapa.
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Muchos
exlegionarios han referido como la apertura inicial con su superior
significó una etiqueta para el resto de
su itinerario. En esto el Equipo de Liberabit
Vos Veritas no pudo llegar a un punto de acuerdo en este tema porque las
experiencias son muy divergentes.
Todo
el apartado “Llamados por el Padre” hace referencia al rito previo al momento
de la ordenación cuando el Superior (o quien hace las veces de él) presenta los
candidatos al obispo ordenante. Cada uno es llamado por su nombre de pila, éste
debe ponerse de pie; entonces el Obispo pregunta acerca del (los) candidato(s).
Eduardo
Robles Gil dice en su carta dos cosas que suscitaron inquietudes y opiniones
diversas entre los miembros del Liberabit
Vos Veritas. Dice, cita: «La Legión,
que lo conoce bien, lo presenta (al candidato) a un sucesor de los apóstoles y «da la cara» por él ante la tremenda
pregunta: «¿Sabes si son dignos?». Y así, respaldado por su familia religiosa
que confía en él, puede responder con un «¡Presente!» a su Señor».
Como
dice la expresión en inglés “seriously?!”.
La Legión da la cara por él ¡¿en serio?! (pregunta retórica de sarcasmo).
De
hecho, el Superior que presenta al candidato lo conoce sólo a través de los
informes… si es que lo conoce, porque las más de las veces quien conoce al
candidato y quien lee los informes es el Grupo selecto que decide los destinos
(actualmente llamado “Área de Asignación de la Misión”). Si la Legión da la
cara, si hay un grupo que analiza los informes, si un “Consejo” decide quién
accede a qué etapa, etc., etc. ¿Cómo se pueden explicar casos relativamente
recientes como el abuso en Gozzano, Italia? O casos donde la idoneidad era
cuestionable a vista de ojos, como los que derivaron en algunos de los casos de
abuso en Chetumal.
La
Legión da la cara, ¿quiere esto decir darle un boleto de avión al abusador,
ofrecer un sobrecito a la familia de la víctima y luego secularizar al
perpetrador? ¿Es eso dar la cara?
El "Evangelio" para los Legionarios... nos decían |
Hay
varios casos recientes (más de una decena) de candidatos que en el transcurso
del primer año después de la ordenación ya con un mayor ejercicio de su
libertad, declaran que accedieron a la ordenación por múltiples presiones. Los
Superiores siempre han negado esto, incluso Eduardo tuvo el cinismo en un
correo reciente de aludir a las cartas manuscritas que el candidato tiene que
ir redactando para solicitar su acceso a la siguiente etapa, como si no supiera
que te indican qué debes escribir en dichas cartas.
Por
otro lado, “la Legión da la cara” es algo opuesto a la política legionaria de
inculpar a cada legionario. Queda claro que cada quien es responsable de sus
propios actos. Sin embargo la Legión acentuaba esto obligando a sus miembros a
firmar un documento llamado “Documento de Responsabilidad Personal” donde el
legionario declaraba que él y sólo él era responsable de sus actos y sólo él
asumiría las consecuencias de los mismos en caso de conductas morales
reprobables (entiéndase abusos). El documento se firmaba ante el Santísimo con
la presencia de dos testigos. (Nuevamente el sarcasmo “Really?!”). ¿De verdad era necesario hacer firmar a los legionarios
un documento donde se hacían responsables de sus actos? ¿y además ante el
Santísimo? ¿con dos testigos?
El
llamado “Documento de Responsabilidad Personal” era algo voluntario; sin embargo, quien prefería no firmarlo (se negaba a
hacerlo, porque la insistencia del Superior las más de las veces era vehemente)
levantaba “banderas rojas” para la siguiente etapa formativa o para el
siguiente superior. Los Superiores llevaban un estricto control de quién había
firmado y quién no, para pasarlo junto con el “expediente” al siguiente
Superior.
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El
texto de Eduardo prosigue con el apartado titulado «Ungidos por el Espíritu». El esquema es exactamente el mismo,
expone la doctrina eclesial, cita una homilía del Papa Benedicto XVI, cita la Presbyterorum Ordinis y después concreta
en lo específico: El servicio de los ministros ordenados en la legión consiste
en dirigir, colaborar en la formación, el acompañamiento espiritual y las
iniciativas apostólicas. Ni una sola referencia al Munus Sacerdotal.
Es
decir, con claridad se muestra el modo de pensar; no fue una omisión accidental
en el apartado anterior, o que en Liberabit
Vos Veritas estamos sacando de contexto las palabras (por ello hemos
agregado la imagen completa del texto), o que estamos tergiversando su sentido.
Eduardo expuso tanto en el apartado referido a Dios Padre como en el apartado
sobre la Unción del Espíritu, expuso cómo en la Legión se “funcionaliza” el
sacerdocio ministerial. Es algo que está en la mentalidad; es algo que todo
legionario ha recibido casi por ósmosis[3] de su Fundador.
Coherencia
El
último apartado de la carta se titula «Enviados
por el Hijo». La doctrina presentada es buena y aunque hay muchas
referencias a la legión, ninguna tiene la ambigüedad usada en los apartados
anteriores. Es verdad que habla del sacerdote y del religioso legionario, pero
el tono es correcto y mesurado, pues no habla del sacerdocio legionario, sino
de la persona investida de sacerdote.
Lo
que es lamentable en este último apartado es la falta de coherencia; por
ejemplo dice textualmente Eduardo en su carta: «Él (Jesús) se entregaba a
todos, especialmente a los más necesitados, les predicaba, los sanaba, los
liberaba del maligno y de sus dolencias». Los Legionarios no se entregan a
todos: es patente y algo conocido por todos su elitismo afectado, su acepción
de personas, su interés en las relaciones humanas, etc., etc. Es tan terrible
la mentalidad legionaria que algunos superiores han llegado a establecer
parámetros de atención, por ejemplo: “Ud. debe dedicar máximo el 20% de su
tiempo a atender a gente con problemas o personas en general y el 80% de su
tiempo a los líderes”[4].
El
otro aspecto lamentable en este último apartado es la referencia a la homilía
de San Juan Pablo II en la misa de ordenaciones en 1991. Misa en la que el Papa
abrazó a Marcial Maciel y le dijo (según refirió el mismo el Pedófilo)
“Gracias, P. Maciel, gracias en nombre de la Iglesia”.
Los
legionarios por dignidad y respeto a la memoria de los Papas que han sido
engañados por la Legión deberían abstenerse de citar textos que implican el mismo
engaño; es decir, que bien que citen al Papa, pero no está bien que citen
textos que son fruto del engaño donde el Papa habla de la Legión. Si el Papa
hubiera conocido la verdadera naturaleza de la Congregación o la triple vida de
su Fundador, con toda seguridad no hubiera pronunciado esa homilía ni habría
accedido a la ordenación en la Basílica de San Pedro ni habría pagado el ticket
de consumo de energía por la ceremonia, etc., etc.
Citar
textos o alocuciones del Papa Juan Pablo II referidos a la Legión, es un acto
de cinismo y una burla a la memoria de un Pontífice engañado.
Conclusión
La
carta que Eduardo Robles Gil dirige a los religiosos en ejercicios espirituales
de mes, es una ventana a la mentalidad legionaria. La carta pasó por varias
etapas de redacción lo cual acentúa la gravedad de nuestra percepción, porque
la instrumentalización del sacerdocio es algo que permea a toda la
Congregación.
[1] Sigmund
Freud usó la expression Fehlleistung
para hablar de deslices (también se ha traducido como deliz freudiano) o
“lapsus” que manifiestan las intenciones ocultas de quien comete el acto o
desliz; intenciones a veces ocultas para el mismo sujeto, inconscientes.
[2] No
es del todo correcto porque la Identidad no puede ser funcional. La identidad
sacerdotal se define a partir de la conformación con Cristo… pero no estamos
comentando la teología sacramental, sino la mentalidad que hay detrás.
[3] Es
sólo una expresión; nos referimos a la mentalidad que tienen los legionarios
(casi la totalidad de ellos). Hay muchos que al darse cuenta de lo que es el
verdadero ejercicio del ministerio, con una auténtica vocación sacerdotal,
pasan al Clero Diocesano.
[4] No
es inventado; es una indicación que dio un Superior de comunidad.
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