Tuesday, August 29, 2017

Análisis de la carta sobre el Sacerdocio "legionario"



Planteamiento

Hace un año (2016), por estas mismas fechas, Eduardo Robles Gil Orvañanos, el actual sucesor de Marcial Maciel al frente los Legionarios dirigía una carta a religiosos en Ejercicios Espirituales. La carta revela mucho, a continuación algunos elementos más destacados.


¿Sacerdocio legionario o sacerdocio en la Legión?

Sacerdocio legionario o sacerdocio en la Legión: Ambas expresiones se usan a lo largo del texto indistintamente. Esta ambivalencia es perniciosa en su ambigüedad. Cabe decir, que no existe ningún sacerdocio legionario. El sacerdocio es de la Iglesia a quien Cristo, el Único Sacerdote, se lo confió.

La expresión en el texto de Eduardo, es casi un acto fallido[1], que diría Freud. Revela la percepción que se tiene en la Legión sobre el sacerdocio. Algo que puede ser casi usado o casi instrumentalizado. De hecho, el primer apartado de la carta, titulado “Sacerdotes religiosos” es una manifestación de ello. Aquí el análisis.

El apartado consta de 5 párrafos (ver imagen); los tres primeros (recuadro azul) exponen la doctrina eclesial común y los dos últimos (recuadro verde) hablan de la Legión. La exposición es sutil pues parece una carta normal con doctrina de la Iglesia; pero revela los procesos mentales que hemos visto en otras ocasiones al analizar presentaciones de Legionarios en puestos de gobierno. Primero, se expone la doctrina común, se emplean citas que den respaldo a lo presentado y después se concreta en lo particular como una aplicación específica. Algo que nos repitieron mucho en el Noviciado: «Las Constituciones son la concreción del Evangelio para el legionario».

Dice el texto de Eduardo §3: «Nuestra identidad sacerdotal se define a partir del servicio que estamos llamados a desempeñar a favor de los fieles»[2] y luego parafrasea un texto de San Juan Pablo II de la Pastores Dabo Vobis. Lo siguiente (recuadro rojo) es una concreción de este servicio sacerdotal. ¡¡¡El servicio a los demás fieles para el legionario consiste específicamente en acompañar, formar e impulsar a los miembros del RC!!! (ver recuadro rojo).

Click para ver en grande


¡Momento, por favor! Tres renglones antes citó exhortación Pastores Dabo Vobis. Dice el texto del Papa, el que Eduardo refirió: «Los presbíteros son, en la Iglesia y para la Iglesia, una representación sacramental de Jesucristo, Cabeza y Pastor, proclaman con autoridad su palabra; renuevan sus gestos de perdón y de ofrecimiento de la salvación, principalmente con el Bautismo, la Penitencia y la Eucaristía; ejercen, hasta el don total de sí mismos, el cuidado amoroso del rebaño, al que congregan en la unidad y conducen al Padre por medio de Cristo en el Espíritu. En una palabra, los presbíteros existen y actúan para el anuncio del Evangelio al mundo y para la edificación de la Iglesia, personificando a Cristo, Cabeza y Pastor, y en su nombre».

En la carta, el Director General presenta al Comunicado del Capítulo General como en la línea doctrinal y en continuidad con Pastores Dabo Vobis: La vocación sacerdotal es para hacer presente sacramentalmente a Cristo entre los hombres. Sin embargo al concretar la “misión específica” de los legionarios, Eduardo da un giro completo al significado. El “sacerdocio legionario” ya no es una representación sacramental sino un ejercicio funcional: acompañar, formar e impulsar. La misión sacramental del sacerdote, para el legionario se vuelve algo funcional… porque además señala el párrafo que el “sacerdocio legionario” se complementa con otras formas de vida que comparten el mismo carisma.

La expresión de todo el apartado “Sacerdotes religiosos”, especialmente los recuadros rojo y verde encuentran centenares de ejemplos, testimonios y experiencias entre quienes han vivido como sacerdotes un tiempo en la Legión (se pueden consultar al respecto algunos testimonios en Legioleaks).

Evidentemente lo expuesto no es herejía, pero sí es una instrumentalización muy sutil del sacerdocio.


Libertad y Respuesta, Sinceridad e Informes

El siguiente apartado de la carta se titula “Llamados por el Padre”. Al igual que el anterior expone la doctrina eclesial y después concreta algunos aspectos específicos de la Legión. La doctrina presentada es intachable; la teología de la vocación corresponde al sensus eccleasiae y no al abuso con que suele emplearse la “vocación” en el ámbito legionario. Sin embargo, la mayoría de quienes han realizado el proceso vocacional (por llamarlo de algún modo) en la Legión, coinciden en declarar que la teoría no corresponde con la vivencia. Dice el texto: «(Jesús) No se impone. Más bien, se insinúa para no violentar nuestra libertad».

La delicadeza de Dios con nuestra libertad dista mucho de las metodologías legionarias: de la retención de pasaportes, del tener que esperar la carta del director general, de “no piense en eso (la vocación) son tentaciones del demonio”, de viajes y “misiones” cuando alguno entra en crisis, de “miles de almas se perderán por tu falta de generosidad”, de “Ud. es como el joven rico y será un recuerdo en el anonimato”, de “hay un lugar preparado para Ud. en el infierno si no es fiel”, de “nunca serás feliz fuera de la Legión”, de “tienes vocación como una catedral”, de “aquí todos tienen vocación hasta que se demuestre lo contrario”, de “los que salen de la Legión piensan inadecuadamente y les falta humildad”, de “Dios ha determinado que la salvación de algunos depende de la fidelidad de Ud.”…

La delicadeza de Dios no exhorta a seguir en el camino como si estuvieras en un maratón “ya te quedan sólo 15 kms, ya casi llegas”, “ya estás en la recta final”, etc. como últimamente Eduardo ha estado exhortando a los filósofos y teólogos buscando contener el éxodo a goteo. La exhortación debería ser al discernimiento, no a pasar a la siguiente etapa.

Click para ver en grande


Muchos exlegionarios han referido como la apertura inicial con su superior significó  una etiqueta para el resto de su itinerario. En esto el Equipo de Liberabit Vos Veritas no pudo llegar a un punto de acuerdo en este tema porque las experiencias son muy divergentes.

Todo el apartado “Llamados por el Padre” hace referencia al rito previo al momento de la ordenación cuando el Superior (o quien hace las veces de él) presenta los candidatos al obispo ordenante. Cada uno es llamado por su nombre de pila, éste debe ponerse de pie; entonces el Obispo pregunta acerca del (los) candidato(s).

Eduardo Robles Gil dice en su carta dos cosas que suscitaron inquietudes y opiniones diversas entre los miembros del Liberabit Vos Veritas. Dice, cita: «La Legión, que lo conoce bien, lo presenta (al candidato) a un sucesor de los apóstoles y «da la cara» por él ante la tremenda pregunta: «¿Sabes si son dignos?». Y así, respaldado por su familia religiosa que confía en él, puede responder con un «¡Presente!» a su Señor».

Como dice la expresión en inglés “seriously?!”. La Legión da la cara por él ¡¿en serio?! (pregunta retórica de sarcasmo).

De hecho, el Superior que presenta al candidato lo conoce sólo a través de los informes… si es que lo conoce, porque las más de las veces quien conoce al candidato y quien lee los informes es el Grupo selecto que decide los destinos (actualmente llamado “Área de Asignación de la Misión”). Si la Legión da la cara, si hay un grupo que analiza los informes, si un “Consejo” decide quién accede a qué etapa, etc., etc. ¿Cómo se pueden explicar casos relativamente recientes como el abuso en Gozzano, Italia? O casos donde la idoneidad era cuestionable a vista de ojos, como los que derivaron en algunos de los casos de abuso en Chetumal.

La Legión da la cara, ¿quiere esto decir darle un boleto de avión al abusador, ofrecer un sobrecito a la familia de la víctima y luego secularizar al perpetrador? ¿Es eso dar la cara?

El "Evangelio" para los Legionarios... nos decían


Hay varios casos recientes (más de una decena) de candidatos que en el transcurso del primer año después de la ordenación ya con un mayor ejercicio de su libertad, declaran que accedieron a la ordenación por múltiples presiones. Los Superiores siempre han negado esto, incluso Eduardo tuvo el cinismo en un correo reciente de aludir a las cartas manuscritas que el candidato tiene que ir redactando para solicitar su acceso a la siguiente etapa, como si no supiera que te indican qué debes escribir en dichas cartas.

Por otro lado, “la Legión da la cara” es algo opuesto a la política legionaria de inculpar a cada legionario. Queda claro que cada quien es responsable de sus propios actos. Sin embargo la Legión acentuaba esto obligando a sus miembros a firmar un documento llamado “Documento de Responsabilidad Personal” donde el legionario declaraba que él y sólo él era responsable de sus actos y sólo él asumiría las consecuencias de los mismos en caso de conductas morales reprobables (entiéndase abusos). El documento se firmaba ante el Santísimo con la presencia de dos testigos. (Nuevamente el sarcasmo “Really?!”). ¿De verdad era necesario hacer firmar a los legionarios un documento donde se hacían responsables de sus actos? ¿y además ante el Santísimo? ¿con dos testigos?

El llamado “Documento de Responsabilidad Personal” era algo voluntario; sin embargo, quien prefería no firmarlo (se negaba a hacerlo, porque la insistencia del Superior las más de las veces era vehemente) levantaba “banderas rojas” para la siguiente etapa formativa o para el siguiente superior. Los Superiores llevaban un estricto control de quién había firmado y quién no, para pasarlo junto con el “expediente” al siguiente Superior.

Click para ver en grande


El texto de Eduardo prosigue con el apartado titulado «Ungidos por el Espíritu». El esquema es exactamente el mismo, expone la doctrina eclesial, cita una homilía del Papa Benedicto XVI, cita la Presbyterorum Ordinis y después concreta en lo específico: El servicio de los ministros ordenados en la legión consiste en dirigir, colaborar en la formación, el acompañamiento espiritual y las iniciativas apostólicas. Ni una sola referencia al Munus Sacerdotal.

Es decir, con claridad se muestra el modo de pensar; no fue una omisión accidental en el apartado anterior, o que en Liberabit Vos Veritas estamos sacando de contexto las palabras (por ello hemos agregado la imagen completa del texto), o que estamos tergiversando su sentido. Eduardo expuso tanto en el apartado referido a Dios Padre como en el apartado sobre la Unción del Espíritu, expuso cómo en la Legión se “funcionaliza” el sacerdocio ministerial. Es algo que está en la mentalidad; es algo que todo legionario ha recibido casi por ósmosis[3] de su Fundador.

Coherencia

El último apartado de la carta se titula «Enviados por el Hijo». La doctrina presentada es buena y aunque hay muchas referencias a la legión, ninguna tiene la ambigüedad usada en los apartados anteriores. Es verdad que habla del sacerdote y del religioso legionario, pero el tono es correcto y mesurado, pues no habla del sacerdocio legionario, sino de la persona investida de sacerdote.

Lo que es lamentable en este último apartado es la falta de coherencia; por ejemplo dice textualmente Eduardo en su carta: «Él (Jesús) se entregaba a todos, especialmente a los más necesitados, les predicaba, los sanaba, los liberaba del maligno y de sus dolencias». Los Legionarios no se entregan a todos: es patente y algo conocido por todos su elitismo afectado, su acepción de personas, su interés en las relaciones humanas, etc., etc. Es tan terrible la mentalidad legionaria que algunos superiores han llegado a establecer parámetros de atención, por ejemplo: “Ud. debe dedicar máximo el 20% de su tiempo a atender a gente con problemas o personas en general y el 80% de su tiempo a los líderes”[4].

El otro aspecto lamentable en este último apartado es la referencia a la homilía de San Juan Pablo II en la misa de ordenaciones en 1991. Misa en la que el Papa abrazó a Marcial Maciel y le dijo (según refirió el mismo el Pedófilo) “Gracias, P. Maciel, gracias en nombre de la Iglesia”.

Los legionarios por dignidad y respeto a la memoria de los Papas que han sido engañados por la Legión deberían abstenerse de citar textos que implican el mismo engaño; es decir, que bien que citen al Papa, pero no está bien que citen textos que son fruto del engaño donde el Papa habla de la Legión. Si el Papa hubiera conocido la verdadera naturaleza de la Congregación o la triple vida de su Fundador, con toda seguridad no hubiera pronunciado esa homilía ni habría accedido a la ordenación en la Basílica de San Pedro ni habría pagado el ticket de consumo de energía por la ceremonia, etc., etc.

Citar textos o alocuciones del Papa Juan Pablo II referidos a la Legión, es un acto de cinismo y una burla a la memoria de un Pontífice engañado.

Conclusión

La carta que Eduardo Robles Gil dirige a los religiosos en ejercicios espirituales de mes, es una ventana a la mentalidad legionaria. La carta pasó por varias etapas de redacción lo cual acentúa la gravedad de nuestra percepción, porque la instrumentalización del sacerdocio es algo que permea a toda la Congregación.


[1] Sigmund Freud usó la expression Fehlleistung para hablar de deslices (también se ha traducido como deliz freudiano) o “lapsus” que manifiestan las intenciones ocultas de quien comete el acto o desliz; intenciones a veces ocultas para el mismo sujeto, inconscientes.
[2] No es del todo correcto porque la Identidad no puede ser funcional. La identidad sacerdotal se define a partir de la conformación con Cristo… pero no estamos comentando la teología sacramental, sino la mentalidad que hay detrás.
[3] Es sólo una expresión; nos referimos a la mentalidad que tienen los legionarios (casi la totalidad de ellos). Hay muchos que al darse cuenta de lo que es el verdadero ejercicio del ministerio, con una auténtica vocación sacerdotal, pasan al Clero Diocesano.
[4] No es inventado; es una indicación que dio un Superior de comunidad.

No comments:

Post a Comment