Con la serie “El Lobo de Dios” de HBO acerca del fundador de los Legionarios y de la Federación RC resurgen algunas viejas interrogantes ahora mejor planteadas con el encuadre del tiempo.
Oficialmente se reconoce la fundación en 1941 en la arquidiócesis de la Ciudad de México como una extensión del seminario de Cuernavaca con un grupo de adolescentes en su mayoría procedentes de Michoacán. En la narrativa oficial, estos hechos se presentaban como parte del querer de la Providencia y la lucha de un fundador sacrificado. Nada más lejos de la realidad.
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| Marcial Maciel, el lobo rapaz |
Todos esos hechos son de dominio público. Marcial Maciel huyó de su pueblo natal; su camino de salida fue el sacerdocio[1]. Después, al ser rechazado del seminario (por sus tendencias contra natura) decide él fundar su propio seminario[2], que más adelante se transformaría en la idea de una fundación y de un instituto misionero. Comenzó a reclutar jóvenes para el seminario y para ello se apoyaba en la autoridad del obispo de Cuernavaca presentando cartas de recomendación de otros obispos
Este dato es importante. Las cartas que presentaba Maciel no le respaldaban a él, sino al obispo de Cuernavaca, Francisco María González Arias, que a su vez se encontraba en estrecha relación con el obispo de México Luis María Martínez en cuya diócesis había iniciado la obra.
¿Qué responsabilidad tienen los obispos que entregaron cartas de respaldo? ¿No deberían haber investigado antes de prestar su aval? El texto (19 de julio de 1945) del obispo de Yucatán es muy indicativo: «Como dicha obra cuenta con la aprobación del Excm. Sr. Arzobispo de México, además de la del Excm. Sr. Obispo de Cuernavaca, bajo cuya inmediata vigilancia se encuentra (…)»[3]. Es decir, las recomendaciones estaban apoyadas en la autoridad y santidad[4] del arzobispo de México y en la autoridad del obispo de Cuernavaca que fue quien solicitó las cartas de recomendación desde inicios de 1945.
Marcial Maciel usó las respuestas de los obispos como tarjeta de presentación para recaudar fondos y para respaldar su búsqueda de jovencitos. Se trataba de una obra magnífica para proveer sacerdotes para las diócesis y que realizaran misiones populares, eso fue lo que dijeron a los obispos. Y padres y madres de familia entregaron sus hijos a Maciel, no porque confiaran en el Fundador, sino porque presentaba cartas de obispos que lo respaldaban.
¿Tenía obligación el obispo Luis María Martínez o sólo
el obispo Francisco González?
Ambos tenían responsabilidad sobre la obra y sobre el
sacerdote fundador. Sin embargo, canónicamente Maciel estaba incardinado en la
diócesis de Cuernavaca y por tanto dependía de González Arias que
lamentablemente murió un año después (1946) de iniciada la campaña de cartas. Su
sucesor, el obispo Alfonso Espino Silva vino de Puebla y dio continuidad a la
obra de Maciel sin mayor investigación.
Para 1948, estando aún bajo la autoridad del obispo de Cuernavaca (Alfonso Espino), ya había sólidas acusaciones de violación del sigilo sacramental, de no respetar la voluntad del donante, de fraudes y de falsificación de documentos. ¿Se puede hablar de un carisma del Espíritu con estos antecedentes en los inicios de la fundación? ¿Por qué no investigó nada el obispo de Cuernavaca?
Las deficiencias y las limitaciones humanas de los obispos Luis María Martínez, Francisco González y Alfonso Espino permitieron que Maciel tejiera una red de engaños. No se puede hablar propiamente de negligencia personal pero si hay una objetiva irresponsabilidad. Se trata de más de un obispo; por tanto difícilmente podemos hablar de incapacidad, deficiencia, complicidad… ¿Fue la influencia del obispo de México, Luis María Martínez la que determinó el juicio de los demás? Nunca lo sabremos; pero es un hecho hoy reconocido que tres pastores pusieron a un lobo rapaz junto al rebaño.
| Respuesta de los legionarios en 2002 |
La obra de Maciel continúa, cada año más apocada, cada
año con menos adeptos, pero siguen reclutando. La primer característica de la
acción de Maciel fue la búsqueda de seguidores. El mes pasado, la llamada
Federación Regnum Christi publicó un “ensayo” sobre la cultura vocacional
(entiéndase búsqueda de seguidores) conviene reflexionar sobre de ello porque
un lobo rapaz no está para reunir ovejas…
Sabemos que ante el documental de HBO los legionarios y la Federación RC publicarán sus comunicados de prensa en las páginas oficiales. Presentarán su versión de la figura del Depredador como la verdad “humilde” y contextualizada buscando estar de lado de quienes han sufrido. Recordamos aquellas “humildes” publicaciones llamadas “Legionary Facts”. Cero investigación, nula búsqueda de los hechos… sólo frases estériles y eslóganes de la línea editorial.
La respuesta oficial de la obra de Maciel indicará que no han cambiado. Admiten lo mínimo, pero siguen defendiendo a su Fundador: un lobo rapaz.
[1] Cada vez resulta más sólida la
idea de que Maciel huyó de Cotija por tema de abusos (no sólo sexuales) y que
su madre, la Sra. Maura Degollado, influyó en la idea del sacerdocio al enviar
al atribulado adolescente con uno de sus tíos que era obispo.
[2] El mismo Maciel hizo narración de
la historia de la fundación en varias ocasiones; una de las versiones
(grabaciones en audio cassettes) describe ésta idea.
[3] 19 de julio
de 1945, facsímil en “La Voluntad de no Saber”, documento num.7, carta del obispo
de Yucatán.
[4] El obispo
Luis María Martínez contaba con fama de santidad, su causa de beatificación
está en proceso.


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