San Lucas pinta magistralmente una historia dramática y profunda. Pocas pinceladas; tan sólo 5 versículos y 102 palabras (texto de la Nova Vulgata). Grandes artistas, inspirados en ella, han tratado de plasmar en su lienzo lo que Jesús describe al responder al experto en la ley mosaica: Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó… (Mt.10,30).
Después de la invasión romana (año 30 antes de Cristo), Jericó se convirtió en un centro de entretenimiento y vacación, principalmente en invierno. Por tanto el comercio y el tránsito entre Jerusalén y Jericó eran frecuentes; sin embargo, la sinuosidad del camino facilitaba las emboscadas. Llegó a crecer tanto el número de víctimas que llamaban a esa vía, el “camino de sangre”.
En tiempos de Jesús muchas personas, principalmente de Jerusalén, ya habían experimentado hechos de violencia en los caminos.
Buen Samaritano, óleo de van Gogh |
Servatis servandis… muchos que ingresamos a la obra de Maciel sabemos lo que significa “caer en manos de ladrones” que te despojan y te dañan y te abandonan.
Célebre tristemente es la frase (y actitud) del Fundador: “los exprimo como un limón y luego los tiro”, como un salteador que te despoja, te golpea y te abandona en el camino.
Hay que decir que no todo en los legionarios o en el actualmente llamado Regnum Christi es malo; hay muchas cosas buenas. Pero el sentimiento de “despojo” es grande, incluso para algunos que “perseveran” dentro de la obra… (incluido alguno con actual cargo de superior). Porque no todo se refiere al abuso sexual.
Más de 10 y menos de 100; eso es lo que dijeron del abuso sexual de Maciel. Pero sabemos que el daño causado por el Fundador fue mucho más que eso. Para muchos no hubo ninguna connotación sexual, sólo engaño, para otros fue destierro, otros sufrieron la ley de hielo (con el consiguiente daño emocional), algunos pocos la psiquiatrización[1], varios siempre fueron relegados… Y el tema del abuso sexual ha funcionado como pantalla que tapa otro tipo de abusos, graves o menores, pero muchos más.
Y quienes han sufrido daño por parte de la Congregación (algo incluso reconocido en el último Capítulo General de 2020) al salir quedan tirados a su propia suerte… «los exprimo como un limón y los tiro».
Y pasó por allí un sacerdote que al ver a la víctima, pasó de largo (Lc.10,31).
Y también uno de la tribu sacerdotal (hoy diríamos un consagrado) que al ver a la víctima, pasó también de largo (Lc.10,32).
¿Quién es mi prójimo? Es lo que el “experto en religión”, el Levita, había preguntado a Jesús. La respuesta no fue un curso de metodología, sino la parábola que San Lucas nos transmite con sólo 102 palabras.
Hay que entender que en la mentalidad del pueblo hebreo, tanto el enemigo como el prójimo sólo podían ser los descendientes de Jacob. Los extranjeros estaban excluidos, de tal modo que ni siquiera podían ser enemigos. Dios eligió a Abraham y sólo a Abraham; todos los demás habitantes de la tierra eran “sin valor” ante la ley mosaica. Pero Jesús cambia esta lógica y muestra que él prójimo es incluso un extranjero.
Cuando Jesús dice “un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó” se está refiriendo a uno de las tribu de Judá o de Levi, porque no dice “un griego”, “un romano”, “un etíope”. simplemente dice “un hombre” y los judíos entendieron que se trataba de alguien del pueblo de Israel, alguien de su propio grupo. Hoy en día entendemos que no hay ni griegos, ni judíos, ni gentiles, sino que ese hombre de la parábola es todo hombre…
Jesús después pregunta ¿quién te parece que fue prójimo de la víctima? En la perspectiva de Jesús, el prójimo no es el herido (ver Lc.10,36) sino uno de los tres que encontraron a la víctima, aunque uno de ellos fuera extranjero[2].
Así también, quien sale de la Congregación o del grupo de Consagrados o Consagradas ha sido tratado como un “extranjero” por parte de los miembros. De tal modo que hasta ha habido “encargados” del trato con exmiembros. De hecho en la primera década del año 2000 hubo una exhortación a través de los superiores de comunidad (en Madrid y en la Ciudad de México) para que trataran con “deferencia” a los exlegionarios, que no les negaran el saludo y que si había necesidad los dirigieran al secretario territorial.
Hay más. Gabriel Sotres, el de los libros sobre la formación legionaria, comentó que aunque se suprimieran las normas, el espíritu permanece; eso lo dijo cuando Corcuera comunicó que el Papa Benedicto XVI suprimía el voto de no criticar a los superiores. De este modo, aunque las “Normas de Urbanidad” fueron suprimidas, el espíritu “permanece”: “No siempre es posible ofrecer una limosna a quien la pide. Sobre este particular deben seguirse los reglamentos de los centros, y teniendo en cuenta, además, que la Legión hace sus obras de caridad en nombre de todos los legionarios. Sin embargo, aunque tengan que dar una negativa en estos casos, procuren ofrecer una palabra de atención, de respeto y de bondad, que muchas veces es más apreciable que la misma limosna.” (No.42).
Por eso no es de extrañar que si un legionario pasa por el camino y ve la necesidad de un exmiembro herido, siga de largo… o le diga que envíe un correo al encargado.
Los "encargados" en una de sus reuniones |
Jesús indica con pocas palabras que el hombre perdió su dignidad (fue despojado); fue lastimado (recibió golpes) y quedó sin posibilidad de seguir adelante por sí mismo (quedó semivivo).
¿Para cuántos exlegionarios los golpes recibidos y el despojo de tiempo supone en el presente una lucha continua con la depresión? ¿Para cuántos exmiembros es casi imposible salir adelante por sí mismos después de su paso por la obra de Maciel?
Y uno[3] que fue legionario y vendió su dignidad publicó “La Legión no te debe nada, tú no le debes nada a la Legión”.
El eslogan puede discutirse probando que ha habido daño, maltrato y fraude por parte de la Congregación y por tanto hay una deuda moral. Pero hay algo mucho más importante; no se trata de una organización humanitaria, sino de una congregación cuyos miembros hacen voto de imitar a Cristo y vivir el Evangelio… Entonces la pregunta se vuelve intensa: ¿Por qué los legionarios no ayudan a sus excompañeros?
El prójimo somos nosotros. Ésa es la respuesta tácita desde su perspectiva psicológica.
Cunado un compañero sale de la Congregación (o de los consagrados o consagradas) entre los que perseveran se suscita un sentimiento de haber sido traicionado: “nos abandonó”. Es algo natural de cualquier grupo humano, que ciertamente viene amplificado en la Congregación por la continua motivación al sentido de pertenencia.
Quien sale de la Congregación, de algún modo, se convierte en un extranjero. Ya no es más un hombre que baja de Jerusalén a Jericó. En la mentalidad de los que se quedan, el que se va deja un hueco y responsabilidades que hay que cubrir. El prójimo somos nosotros que somos continuamente atacados y calumniados. Eso sienten, aunque ni lo piensen.
La mentalidad de víctima es algo que inculcó desde los inicios el mismo Fundador. Por ejemplo cuando hablaba de los ataques y calumnias por parte de las almas buenas (ver CNP 88; junio de 1949). Y así a lo largo de todos sus años de gobierno; y después de él, el periodo de Corcuera, en las exhortaciones antes del Capítulo de 2014… Recordamos por ejemplo que en 2013 algunos legionarios organizaron cadenas de oraciones (Ver artículo Nos atacan ) pidiendo oraciones por quienes atacaban a la Legión.
Al concluir la parábola, Jesús pregunta: «¿Quién de los tres te parece que fue el prójimo de aquel que cayó en manos de salteadores?».
Atención: el prójimo no es la víctima. Para Jesús, el prójimo es el que sale al camino y encuentra a la víctima necesitada de prójimo y actúa con misericordia.
En lugar de preguntar si hemos sido caritativos con el prójimo, la palabra de Jesús nos interroga “¿He sido yo prójimo de la víctima que encuentro en el camino?”. Así respondió el experto en la ley: (Prójimo) fue el que hizo misericordia con la víctima. (Lc.10,37). Y Jesús sin emplear ningún método, ni establecer cursos de metodología, simplemente dijo: “Ve y haz tú lo mismo”.
¿Los legionarios pasan de largo al ver la necesidad de sus excompañeros?
Dicen que ya se han renovado, hasta tienen estatutos de una federación donde han escrito: "Cristo no solo predica a las multitudes, sino que sale al encuentro de distintas personas ahí donde cada una se encuentra" (EFRC 34). Pero nunca se ha visto a ningún legionario ir a buscar a sus excompañeros heridos.
Durante el periodo de gobierno de los tecnócratas (Luis Garza y Evaristo Sada) se preparó una lista de exmiembros para “bolsa de trabajo”[4]. Los de recursos humanos decían “¡qué mejor integración con el ideario de la institución que un exmiembro!”. Sabemos que no nos van a fallar porque tienen la formación. Pocos meses duró la iniciativa, se supo después que Luis Garza llegó a comentar “es que ellos no tienen formación profesional”.
Por tanto, con una mentalidad así, fácilmente se “entiende” que los legionarios “sigan de largo” ante las necesidades del hombre que quedó despojado… “Hay encargados”, así lo decían las Normas de Urbanidad, y como dijo Sotres, el espíritu permanece.
En la Congregación hay una tímida conciencia de que han sido sordos y tardíos a escuchar las voces de las víctimas. Explícitamente lo declaran en “Conversión y Reparación” No.6 inciso C «Reconocemos que nuestra toma de conciencia y las acciones para convertirnos y reparar el mal llegan tarde. Este retraso ha aumentado el dolor de nuestros hermanos y hermanas (…)».
Después de aquella iniciativa para crear una bolsa de trabajo para exmiembros, no ha habido nada institucional, sólo el reconocimiento de la tardanza…
¿De qué ha servido el reconocimiento de la tardanza? ¿No es como una forma de constatar que hay un herido tirado en el camino y pasar de largo diciendo “tardé en reconocer que estabas tirado”?
El legionario “de a pié” al ver a un excompañero tirado por el camino, sigue de largo, “porque hay encargados”. Pero los “encargados” (el gobierno general) sólo saben organizar encuentros para analizar la acreditación de Praesidium y en un esfuerzo heroico de humildad, reconocer su tardanza en reconocer a las víctimas.
Jesús pregunta: ¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores?
¿Acaso la respuesta de los legionarios se encuentra en la serie de informes “Informe anual Verdad, justicia y sanación”?
Aunque digan poseer el “método de Cristo”, Jesús jamás diría “Ve y hagan como los de esa Congregación”… ¿será porque siguen comportándose no ya como el sacerdote ni el levita, sino incluso como los salteadores?
[1] Nos referimos a psiquiatrización cuando llevan a una persona sana al psiquiatra para que la “cure”. Maciel aplicó esto en varios casos conocidos, no para dañar con fármacos a la persona, ni para controlarla, sino simplemente para desacreditarla. Hay casos conocidos tanto de legionarios como de señoritas del llamado 3GF.
[2] Originalmente Samaría era la capital del reino del norte (875 a.C.); pero en el 740 a.C. los asirios conquistaron el reino del norte y se mezclaron con los habitantes, por ello el reino del sur (Judá y parte de Leví) rechazaron a los samaritanos considerándolos extranjeros. Además de estos motivos de raza había otros motivos religiosos y políticos para enfatizar la separación.
[3] El hijo de Bonifacio Padilla que también fue ingresado a la Congregación de Maciel y a pesar de ser considerado “un caso difícil” se le exhortó a perseverar hasta que por fin salió quedando encargado del cultivo a los exmiembros; creó un foro en Facebook para atraer exlegionarios y “mantener” la mística y la “benedicencia”. Se rumorea que él ha soplado algunos nombres a la Dirección General para que puedan contactar a los interesados antes de que se organicen formando algún grupo para demanda colectiva, por ejemplo en el caso de los abusos en el Ajusco.
[4] Iniciativa controlada por el llamado Grupo Integer.