Sigue
Ausente…
En
días pasados se dio a conocer la noticia que uno de los sobrinos de Luis Garza
Medina estaba en la tanda de ordenaciones de este año. La Legión, fiel a su
tradición propagandística ha publicado los “testimonios” de los aspirantes al Sagrado
Ministerio. Sin embargo, dichos testimonios son una ventana abierta al estado
psicológico y anímico de quienes sintetizan en pocos párrafos la trayectoria de
su vida hasta este momento.
El
testimonio de Alejandro Páez (sobrino del exvicario general y mano derecha de
Maciel) habla por sí mismo. Con el título “Nadie me ha mirado así” describe su
camino “vocacional”. En toda la narración no habla del ministerio sacerdotal ni
de su discernimiento. Pensé que el caso de Alejandro era especial por venir de tal
familia; sin embargo a leer los demás testimonios encontré el mismo patrón. Sólo
vi dos casos que podrían ser la excepción.
La madre de Alejandro, Teresa Garza, en una de las reuniones del RC en Roma |
¡¡A
las puertas de la ordenación sacerdotal!! Casi ninguno de los candidatos al
sacerdocio ha hecho un discernimiento serio sobre la vida sacerdotal. Por ejemplo
Alejandro Páez… dice que fue a un lugar donde los niños querían “ser padres”.
La acotación es importante porque está hablando de una “apostólica” (seminario
menor) en el año 1997; es decir cuando se usaban abiertamente técnicas de
manipulación, se escuchaban las conversaciones de los hijos con sus padres sin
el consentimiento de éstos, etc., etc. Es decir el “ser padres” significaba “ser
legionarios” como a renglón seguido Alejandro lo confirma.
Dice
Alejandro “Yo tenía la convicción férrea de que Dios quería que yo fuera
legionario (…)”
Es
una pena, el sacerdocio nuevamente es instrumentalizado y va dentro del “paquete”
legionario. En todo el testimonio vocacional, sólo se habla del sacerdocio una
vez y otras dos veces como referencia indirecta.
Pero
tenemos otros casos semejantes: Gastón Vicuña, que descubrió su vocación porque
un legionario bromeaba sobre la vocación con otro muchacho… Carlos Zanatta que
se subió al “tren” legionario en el candidatado y la siguiente “parada” es la
ordenación… César Hernández que acude al discernimiento con la idea que le
digan que no tiene vocación y “se queda” porque le encantó el candidatado… el
caso de Sebastián Rodríguez que hizo un candidatado de ¡dos años! Y no
precisamente por discernimiento, porque según él, desde los 12 años quería ser
legionario…
Los
casos aquí mencionados son sólo un ejemplo; ni son todos, ni son los más graves.
12 canchas y al menos una piscina para el discernimiento vocacional |
Por
eso no es extraño que a la vuelta de un par de años la mayoría de ellos busquen
un discernimiento vocacional con algún obispo diocesano o simplemente abandonen
el ministerio.
Otro
aspecto que dejan ver estos testimonios es la superioridad de lo legionario
sobre lo ministerial. En ningún caso encontramos algún testimonio de un camino
eclesial hacia el sacerdocio, ni siquiera en el caso de Brett Taira que nació
en una familia budista y acogió la fe como opción personal.
Dice uno de los testimonios “(…)
me gustaría vestir de esa manera (traje cruzado negro y pechera clerical),
organizar retiros, campamentos (…)”. Con las palabras de Alejandro Páez: “férrea
convicción de legionario”. No de sacerdote, de legionario; no de salvar almas,
de organizar campamentos…
En NINGÚN caso se habló de vocación sacerdotal eligiendo la Legión para ejercerla...
La
esperanza de renovación sigue disminuyendo… y pensar que algunos de estos
solicitan una casulla de 800 Euros para “su” primera misa…
El
proceso de reclutamiento no ha cambiado…
El
proceso de discernimiento es el mismo: casi nulo.
Sigue
el temor por dar espacio a la libertad interior, los superiores tienen miedo
que “se vayan”
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