Benjamín
Clariond Domene publicó otro artículo más; en esta ocasión no para hablar de
las estadísticas de la vida sexual de los miembros de su Movimiento, sino para proclamar
cómo la Legión del falso Profeta está en el Corazón del Papa… Beato Pablo VI.
Al
igual que con San Juan Pablo II, la relación entre el nuevo Beato, Pablo VI, y
la Legión nunca ha sido esclarecida.
Lejos
de investigar la verdad, los discípulos de Maciel, tal como hiciera el Delegado
Pontificio, Velasio de Paolis, prefieren ocultar el sol con un dedo. En el
artículo de Clariond no se hace la más mínima mención al criminal pedófilo,
siendo que la relación con Giovanni
Battista Montini[1] fue obra
de su cultivo y no se entiende sin Maciel.
En el caso de San Juan Pablo II no sabemos si
fueron los “sobrecitos”, si fueron las fotografías o qué, pero hay omisiones
graves en su desempeño como Pastor Supremo en el caso de la Legión. Los
documentos firmados por Su Santidad a favor de la Obra del falso Profeta en el
año 2004 son un testimonio de ello. La Iglesia no ha querido esclarecerlo, sólo
dijo que la relación del Papa con el Pedófilo Maciel no era impedimento para su
santidad, y así lo creemos.
Con el Beato Pablo VI igualmente hay omisiones
graves en su desempeño como Pastor Supremo en el caso de la Legión. Fue precisamente
Pablo VI quien “legalizó” o “legitimizó” la obra fundada y erigida
fraudulentamente. Había dudas fundadas, acusaciones graves y documentos
contundentes pero el Beato Pablo VI tuvo “la Voluntad de no Saber”.
Efectivamente,
aunque los legionarios no han querido publicar una historia por temor a la
verdad, como dijera el vicario general, Sylvester Heeremann[2], “ahora
nos vamos a dedicar a gobernar, allá otros que hagan la historia”… aunque los
legionarios no han querido publicar ni investigar una historia (auditada por
una comisión externa), se sabe que Maciel logró la erección canónica mediante
fraude y engaño. La Congregación de los Misioneros del Sagrado Corazón de Jesús
y de la Virgen de los Dolores era válida canónicamente, pero ilícita.
El
Beato Pablo VI borró aquello con una especie de “sanación de raíz” y cambio de
nombre. El hecho merece una investigación, pero ya conocemos que en el Vaticano
existe una “Voluntad de no Saber”.
Marcial
Maciel había sido reinstalado y readmitido a Roma después de una expulsión
temporal y destierro. Fue readmitido en el interregno bajo circunstancias sospechosas y controvertidas
nunca aclaradas. La expulsión y destierro de Roma se debieron a acusaciones
graves de toxicomanía y malversación de fondos (esto último no constatado en
ese momento).
Giovanni Battista Montini es declarado obispo
de Roma y sucesor de Pedro (el número 262) y apenas 20 meses después de su
entronización, sin investigación previa y pese a los antecedentes y pese a las
acusaciones y pese a las advertencias del episcopado mexicano y pese a la
documentación ya existente en el Vaticano, el recién nombrado Sucesor de Pedro
con el nombre de Pablo VI, otorga a Marcial Maciel Degollado, Falso Profeta, el
Decretum Laudis de la Congregación de los Cordijesuitas el 6 de febrero de 1965
y en el mismo documento cambia el nombre a Legionarios de Cristo.
¿Hubo “sobrecito”? ¿Fueron las fotografías?
¿Hubo algo más?
¿Qué fue lo que cautivó a Pablo VI del Falso
Profeta al grado de incurrir en grave negligencia de su responsabilidad como
Pastor Supremo?
El Beato Pablo VI, al igual que San Juan Pablo
II, tuvieron al lobo consigo y no sólo no protegieron a las ovejas, sino que
dieron facilidades al lobo…
Benjamín Clariond no dice nada de lo anterior en
su artículo, sólo sugiere que ellos están “en el Corazón del Vicario de Cristo”
tal como les adoctrinara el falso Profeta…
El Falso Profeta, posando para la foto |
[1] Su
nombre completo era Giovanni Battista Enrico Antonio Maria Montini
[2]
Por la edad de Sylvester Heeremann entendemos una posible afectación en su
educación básica debido a la influencia del régimen de las dos alemanias. De
este modo desconoce a Cicerón, uno de los clásicos, con su “Historia Magistra
Vitae”