La "nueva" Legión
renueva sus prácticas. Esta vez la víctima otro sacerdote a quien han difamado
dañando su buen nombre. No le acusan de nada. Simplemente han divulgado que no
está bien de sus facultades mentales. Dicha técnica fue ampliamente empleada
por Maciel quien incluso mandó que los superiores sometieran a varios
sacerdotes y consagradas a tratamientos psiquiátricos. Como aquello no
funcionó, ahora la Legión emplea otras tácticas…
La carta del P. Pablo...
¡Venga tu Reino!
Playa del Carmen, lunes 9 de junio del 2014
Estimado en Cristo, padre Ricardo Sada:
Hace unos veinticinco años que no hemos conversado.
En junio de 1974 (hace 40 años) entré a la Legión de Cristo.
El padre Rodolfo Ibarra, a finales de abril 2014 me llevó una carta de usted con fecha del 16 de abril en que me pide ir a la Ciudad de México para conversar el martes 29 de abril. El padre Ibarra me indicó que me proporcionaría el boleto de avión y los viáticos economicos.
Al acercarse la fecha, informé al padre Ibarra que no había recibido el boleto y confirmó que en efecto por error del secretario territoiral, padre Miguel Ángel Cativiela no se había comprado.
Añadió que como usted tenía que ir a Roma a la reuniones de personal, la cita se aplazaba. Quedé en espera.
Comprendo que el artículo de Sergio Caballero en la revista “Proceso” del 28 de mayo 2014 (http://www.proceso.com.mx/?p=373277): “El dominio de los Legionarios de Cristo en Q. Roo y el cese de un padre rebelde”, no haya sido de su agrado.
El jueves 5 de junio 2014, al regresar a casa me entregaron dos cartas firmadas por usted y por el padre Miguel Ángel Cativiela, tituladas “Primera amonestación canónica” y “Segunda amonestación canónica” fechadas 4 y 14 de mayo 2014 que concluyen con la frase: “se procederá a la expulsión de la Congregación de los legionarios de Cristo”.
Como usted bien sabe yo no he obrado ni contra la moral ni contra la doctrina de la Iglesia católica.
Fui ordenado sacerdote por Juan Pablo II en la basílica de San Pedro en el Vaticano (3 enero 1991). He estudiado con esmero los escritos de Ratzinger-Benedicto XVI y me indentifico en pleno con el estilo sobrio y popular del Papa Francsico. La gente en Playa del Carmen puede atestiguar cuál es mi comportamiento y mi labor entre la población marginada.
La secuencia de los hechos, parece indicar que una vez terminada la labor de supervisión del Cardenal Velasio de Paolis, la Legión regresa al abuso de autoridad como norma suprema de la Congregación. Realidad oculta bajo la célebre expresion de Maciel: “mantener fuerte el principio de autoridad”.
Si en verdad se ha dado una reforma, un cambio en la Legión, es el momento de demostrar que entre los legionarios hay capacidad de diálogo, de negociación, de apertura, tolerancia y respeto a las diversidades. Y sobre todo, que por encima de la institución está la persona. Como también, que no es punible la opción de servir a los pobres, a los desamparados, a los enfermos terminales.
Antes de tomar una decisión tan drástica, lo invito a caminar conmigo por las calles de las colonias proletarias de Playa del Carmen.
Que no se diga que al estilo del Antiguo Testamento, si a usted no le gusta la noticia mata al mensajero.
P. Pablo asistiendo a uno de sus enfermos (antes de que le prohibieran confesar) |
Si fuera el caso creo que antes de proceder a mi expulsión, debería actuar contra el padre Jesús Martínez Penilla quien abusó de niños en España y lleva decenas de años en la Prelatura legionaria de Cancún, la mayor parte de ese tiempo en Isla Mujeres. Del padre Fernando Martínez Suárez que abusó de niños en el Instituto Cumbres Lomas de México y una vez en Quintana Roo abusó de cuatro niñas en el Instituto Cumbres de Cancún y ahora está en el Noviciado de los legionarios en Salamanca (España). Del padre Eduardo Lucatero Álvarez inmplicado en el muy sonado caso del abuso de treinta niños en el Instituto Cumbres Lomas de México. Esta es la escuela que dejó el fundador Marcial Maciel al abusar sexualmente de los que después ocuparían cargos de responsabilidad en la Legión.
Considero que tras cuarenta años en la Legión y no mediar ninguna cosa contraria a las enseñanzas del Evangelio y de la ética humana, lo más sensato es que mirándonos a la cara conversemos, máxime que usted sólo ha asumido el cargo que ocupa hace unas semanas.
Con el sentido común, cualquiera comprende que argumentar una expulsión por “ausencia ilegítima de la comunidad por más de seis meses” es un pretexto. Con la buena voluntad eso se resuelve con la “exclaustación” o un “extra domus”. Perdón si no soy preciso en términos canónicos, pero usted sabe bien que en la Legión nunca nos formaron en el Derecho Canónico.
Por mi parte le confirmo que desde enero 2014 he obedecido la indicación del obispo legionario de no administrar sacramentos. Celebro la misa en forma reservada.
Al mismo tiempo sabemos que nadie puede prohibir lo que Cristo manda: ir y proclamar el Evangelio, atender a los enfermos, dar de comer al hambriento, vistiar a los encarcelados… No necesito permiso de nadie para hacer el bien a los demás.
En Evangelio de Marcos (2 ,23- 28) Jesús es muy claro: no es el hombre para el sábado, sino el sábado para el hombre. Cristo recuerda que por encima del tiempo sagrado (sábado) y del lugar sagrado (templo de Jerusalén) esta la persona. Por encima de la obediencia está la objeción de conciencia, al punto que David y sus hombres comieron de los panes que por ley sólo correspondían a los sacerdotes.
Como es sabido en todo el estado de Quintana Roo, el obispo legionario Pedro Pablo Elizondo Cárdenas (que por baustismo se llama Rosalío) y varios legionarios han afirmado en público que estoy mal de la cabeza y que no tomo mis medicamentos.
Si a esto añadimos que en la entrevista con el entonces director territorial de México y hoy director general, padre Eduardo Robles Gil, al preguntarle cuál era la aternativa positiva, porque todo era “no puede hacer esto, no puede hacer lo otro, no, no, no..”, me dijo que antes de asignarme cualquier responsabilidad era preciso que pasara a revisión psiquiátrica.
Ante esto, cuaquiera comprenderá mi objeción a ir a vivir en una casa de legionarios. Además constatamos cuantos legionarios están hoy internados en clínicas psiquiátricas como los padres Benito Aguilar, Adolfo Flores Acosta e incluso el que fuera director territorial de Monterrey, Leonardo Nuñez.
En Playa del Carmen, el prestigiosos psiquiatra Dr. Jorge Polanco Benois me ha valorado y considera que gozo de salud mental. Cuando usted venga a Playa podrá conversar con él.
Padre Ricardo, recuerde la cúpula, la jerarquía, las autoridades NO SON LA IGLESIA, no son los dueños del rebaño, son SERVIDORES. Es indispensable consultar, escuchar al pueblo. Venga a Playa del Carmen, escuche a la gente. Ya no es el tiempo de “ordeno y mando”. Como Jesús póngase a los pies de los pobres.
Una de las labores esenciales del sacerdote es evitar que se repitan aspectos de la Pasión de Cristo. Evitar los juicios inícuos; la violencia física, psiquica, moral; evitar las humillaciones, el escarnio. Con palabras de nuestros días, luchar por los derechos humanos.
Cuántas veces se habla de la vida religiosa como “vida fraterna en común”. No tiene idea del daño que ha hecho a varios sacerdotes legionarios el hecho de ordenar que las cartas que me envió fueran colocadas en los tableros de avisos de cada comunidad. Algunos me han llamado avergonzados al ver el trato que se da a un hermano que no ha cometido ningún delito, ningún crimen. Avergonzados al constarar que los empleados tengan acceso a este tipo de documentos en que se trata con un vocabulario nada evangélico a un sacerdote.
En la Prelatura de Cancún hay un régimen de terror.
Nadie se atreve a hablar de la banca rota en que está Cáritas de Quintana Roo por el gran fraude que han cometidos sus dirigentes. Nadie se atreve a dar su opinión, a proponer iniciativas, todo debe partir del vértice inseparable Legión-Prelatura, Prelatura-Legión.
Reina un generalizado y silencioso descontento por la comercialización descarada de los sacramentos. Por proyectos absurdos como la mega basílica de Santa María del Mar con una altura casi al doble de las torres departamentales más grandes que existen hoy día en Cancún. Un verdadero insulto ante los niños desnutridos de la regiones marginales, a la falta de escuelas en zonas periféricas, a la carencia de servicios médicos, a las graves dificultades de transporte, al abandono pastoral en que están sumidos los pueblos mayas y la zona cañera.
La Prelatura Legionaria es una iglesia del silencio, no por la opresión de un gobierno dictarorial, sino por la intolerancia y la incapacidad para el diálogo y la pluralidad. La Legión en Quintana Roo ha cambiado el rostro de la Iglesia, ya no es el de Madre y Maestra. La Prelatura Legionaria nos ofrece EL ROSTRO DE UNA IGLESIA EMPRESARIA CORRUPTA.
El silencio no es inacción. La gente vota con los pies. Se va de las iglesias, se refugia en la devoción privada o abraza una nueva expresión de religiosidad más fraterna y evangélica.
Quizá estoy equivocado. Tal vez en algo tenga razón. No considera usted que vale la pena conversar antes de actuar.
En este momento no uso mi derecho (canon 698) de apelar al director general, porque creo en la sensatez y el sentido común para llegar a un acuerdo conforme al Evangelio del perdón y la misericordia. Quedo en espera del boleto de avión y de los viáticos para ir a Mëxico, o si lo prefiere, le espero con gusto en Playa del Carmen para que usted verifique muchas de mis afirmaciones.
La vida crsitiana es algo más que la ostentación de una liturgia impecable y conservar el estilo mustio de museo. Salga del museo, toque las llagas del pueblo de Dios. Como María, póngase presto en camino para servir a las Isabeles en sus extraños embarazos.
Por si se perdieran estas líneas, paso copia al Nuncio Apostólico en México, al director general de los legionarios de Cristo, y al obispo legionario de Cancún. No sé si deba pedir perdón por parecer tan violento.Tal vez se deba a que me he creído a fondo eso de “Legionario de Cristo”: combativo, lanzado, incansable, aguerrido, intrépido, osado, atrevido, vivir al límite como si fuera el último día, ser un apasionado testigo de la Verdad.
Servidor en Cristo sacedote, Pablo Pérez Guajardo, L.C.