Sunday, May 30, 2021

Cuantificación del daño

Los legionarios crearon un lugar de información sobre abusos y víctimas cuya dirección es “0Abusos”. La portada del sitio presenta 3 secciones: Rendición de cuentas, compromisos y ambientes seguros.

La parte de “rendición de cuentas” es en realidad un conjunto de estadísticas que pretende cuantificar el daño y a los “dañadores”. Según estos números, sólo un 2% de los legionarios son “dañadores”.

En los compromisos, presentan los mismos 6 puntos de hace una década, pero señalan que se trata de un “trabajo en curso”. Añaden al final un compromiso acerca de las víctimas de abuso de autoridad y las víctimas de abuso de conciencia.

En Ambientes seguros presentan 3 puntos de estándares de ambientes seguros, hablan de la acreditación obtenida por parte de una cuestionable agencia de riesgos y presentan un listín telefónico de los encargados de víctimas en cada país.

Alberto Simán impartiendo algún tipo de diálogo institucional
(imagen tomada de la portada pública de facebook)

 

Según la información de los legionarios; el 2% de los “dañadores” (abusadores) han dañado (abusado) a 170 personas de entre 11 y 16 años.

La primera reacción de la prensa superficial fue alabar el esfuerzo y la excelente presentación, los resúmenes hechos que facilitan el copiar y pegar para llenar las columnas de noticias sensacionalistas: “La Congregación de Maciel publica informe de avances en su lucha contra la pederastia” y titulares del género.

Cualquier lector con un poco de sentido común y una pizca de juicio crítico se habrá dado cuenta que el informe carece de fuentes y se trata sólo de una narrativa interna. Algunos han visto huecos, nombres ausentes y números cortos; pero eso realmente importa poco pues la opinión pública ya asimiló el 2% que propagó la prensa superficial.

Sólo un 2% de los legionarios ha dañado a un número inferior al 0.1% de las personas con quienes los legionarios entra en contacto… pues 170 dañados es un número minúsculo comparado tan sólo con los alumnos que pagan colegiatura en sus instituciones.

La estrategia de imagen los legionarios fue cuantificar el daño con números y estadísticas para hacer ver que era muy poco.

¿Puede realmente ser cuantificado el abuso sexual?

Gráfico de los dañadores legionarios (sólo ordenados)

 

 

Sin embargo, el 2% es un número falso

·         No está verificado

·         Hay nombres ausentes en la lista de abusadores

·         Muchos de los abusadores legionarios son religiosos en formación (por tanto no se incluyen en ese 2%)

·         El número de víctimas sexuales es mucho muy superior


Repetimos, ¿puede realmente ser cuantificado el abuso sexual?

Una víctima de abuso sexual, dependiendo de factores culturales, de psicología personal, de apoyo del entorno familiar y del tipo de actos que se cometieron contra su persona, queda dañada irreparablemente de por vida.

Cuando uno de los “formadores” en una de las “escuelas apostólicas” en Brasil hacía una fila con los adolescentes a su cargo y les ordenaba bajarse el calzón para “revisar” el "pajarito"… para alguno de los muchachos sólo fue un acto de profunda vergüenza, para otros fue una experiencia traumatizante... especialmente al constatar que unos tenían prepucio y otros no.

¿Puede ponerse un número a esa experiencia?

Quizás el informe llegue a incluir en sus “caminos de reconciliación” un párrafo encabezado por Brasil 08, ámbito pastoral seminario menor; sólo 16 víctimas, no incluido en el informe previo, etc., etc., pero hasta allí.

¿Puede realmente ser cuantificado el abuso sexual?

El desafío de reconquistar la confianza... con engaños


La imagen pública de la institución puede soportar un 2% y seguir adelante. Hasta en la revista italiana de los jesuitas (número de Mayo, texto de Vittoria Prisciandaro) una de esas columnistas de copia y pega alabó a la Congregación de Maciel por su renovación. Con eslóganes baratos como «La sfida di riconquistare la fiducia», «La prova del cambiamento» da una plataforma a la Congregación de Maciel para mostrar su “renovación”.

¿Puede realmente ser cuantificado el abuso?  Vittoria Prisciandaro publicó números, fechas y estadísticas proporcionadas por los legionarios; pero jamás se preguntó si el abuso puede ser cuantificado.

Los legionarios recogen una definición de abuso sexual contra un menor en el documento “Conversión y Reparación” (CyR) de 2020. Dicen: “Abuso sexual de un menor: el contacto o interacción entre un menor y un adulto en el que el menor es usado para la estimulación sexual del adulto.”

Todo abuso sexual implica un abuso de poder, a veces abuso de conciencia y a veces también abuso psicológico.

 

El otro 98%

Miembros del Capítulo, muchos superiores (¿el otro 98%?)

 

La campaña de imagen de los legionarios se apoya en cuantificar el daño mostrando un 2% de abusadores entre los ordenados (conviene recordar que ese porcentaje no incluye el número de religiosos abusadores sexuales). Sin embargo, el abuso sexual contra menores y personas vulnerables es sólo uno de los abusos que han cometido miembros de la Institución.

Durante el Capítulo General de 2020 varios miembros del Capítulo prometieron que después del Capítulo se afrontarían los otros abusos.

A más de un año de aquellas promesas, aún no se tiene nada al respecto, salvo el “séptimo compromiso” mencionado en 0Abusos. Y es que si se cuantifica el abuso de conciencia, quizás será un 98% el número de Superiores abusadores.

No es un número aventurado. El número de Superiores hasta el año 2010 siempre fue reducido, formando un tipo de “casta”, como incluso el mismo Eduardo Robles-Gil reconoció en un mensaje a muchos legionarios (26 de junio de 2011). Cita textual: “Yo soy de la así dicha “casta de superiores”, que por mandato de la Iglesia, indignamente, representamos a Dios. “Casta” es un término con algo de peyorativo, que creo que por caridad no deberíamos usar. Desde el comunicado del 1 de mayo puse mis encargos en manos de los superiores mayores. Para mí sería una liberación de un peso, que sin embargo, con la gracia de estado trato de llevar”.

 ¿Son todos los Superiores legionarios abusadores de conciencia?

 Así como no todos los legionarios son pedófilos por el hecho de pertenecer a una organización fundada por un depredador sexual, no todos los Superiores son abusadores a pesar de seguir el “modelo formativo” que estableció Maciel.

 

Abuso de conciencia

Abuso de conciencia podría definirse como la influencia indebida en la conciencia ajena invocando argumentos espirituales que hacen que el victimario se arrogue ser autoridad de parte de Dios o incluso la voz de Dios para la víctima con el fin de inducir determinados comportamientos o decisiones.

Al igual que en el abuso sexual, el daño causado en la víctima está determinado por múltiples factores.

Entre los casos más simples podemos mencionar la influencia del llamado “director espiritual” u “orientador” para obtener algunos beneficios (aunque sean beneficios para terceros); por ejemplo la búsqueda de casas para las vacaciones legionarias, el pedir prestados vehículos. Atención es importante no generalizar porque no todos los casos en los que se pide un favor aunque sea la casa de vacaciones son abuso de conciencia. Específicamente se trata de la influencia indebida en la conciencia arrogándose una autoridad espiritual.

Conviene tener en cuenta que de algún modo el hecho de pedir un favor en la sede del fuero interno ya implica de por sí, una forma de abuso.

Cuando un sacerdote pide donativos (los llamados recaudadores de fondos) indicando que como es para la formación de sacerdotes, Dios le da una oportunidad al “bienhechor” de hacer un bien a la Iglesia a través de ese donativo del cual el recaudador es sólo un instrumento que la Providencia divina usó…

En el abuso de conciencia, el daño más grande, muchas veces de forma irreparable, lo han causado los legionarios que han “cultivado” vocaciones y los formadores de las etapas iniciales. En las redes sociales se han expuesto varios casos.

La decisión vocacional implica una elección de estado de vida. Recordemos que para San Ignacio de Loyola, la vocación era un tema intocable una vez definido, como el mismo Gianfranco Ghirlanda expuso en el CES.

Influir en una decisión vocacional invocando argumentos espirituales es un abuso de conciencia gravísimo. Y los abusadores no sólo son los Superiores legionarios que fungían como director espiritual; también los reclutadores y los demás formadores…

Muchos excolaboradores (puede verse un testimonio en OnePeterFive[1]) se han quejado de la incesante presión vocacional a la que estaban sometidos durante todo su período de “colaboración”.

Por otro lado, entre los “formadores” legionarios también hay abuso de conciencia para influir en la decisión vocacional en sentido negativo; es decir, desalentar la supuesta vocación u orientarla a un estado de vida específico. Ejemplo de jóvenes que se acercaron a la Congregación y fueron derivados al llamado “Tercer Grado Masculino” (una especie de tercera orden entre los legionarios).

A diferencia del abuso sexual donde los actos y hechos son nítidos y fácilmente identificables, en el caso del abuso de conciencia difícilmente puede especificarse determinada palabra, acción, hecho u omisión pues el abuso se da en el contexto de toda la relación interpersonal.

Cuando Martin Pollock restregó a una niña contra su miembro erecto, no hay dificultad en reconocer que se trata de un abuso (a pesar de que John Connor use eufemismos para negarlo).

Un menor fue usado como objeto de excitación sexual de un adulto. Es un hecho claro y no admite interpretaciones. Pero si hablamos de la decisión vocacional de John Flynn (qepd) o incluso de Vladimir Reséndiz, de Martin Pollock o incluso de Thomas Williams, ¿dónde está el abuso de conciencia?

El abuso de conciencia tampoco es algo químicamente puro; siempre está conjugado con otras formas de abuso que iremos viendo; por ejemplo en el mismo caso de John Flynn (qepd), claramente hay además un abuso de autoridad y un abuso psicológico.


Promesas de los Capitulares

Algunos miembros del Capítulo General dijeron (prometieron) que el tema de otros abusos se afrontaría después del abuso sexual… un año después del Capítulo, solo hay una declaración ambigua de “compromiso” para afrontar el tema.

Recordemos que los legionarios han recorrido un camino de negación total hacia una apertura pequeña. De negar rotundamente el abuso sexual o de imputarlo exclusivamente al Fundador como lobo solitario, poco a poco comenzaron a admitir la posibilidad (sobre todo debido a la presión mediática que exponía la realidad) de que hubiera más abusadores e incluso una subcultura de abusos sexuales al interior de la Congregación.

En el caso del abuso de conciencia, institucionalmente están en la etapa de la negación parcial. Ya no es la negación total que declaraba Sylvester Heermann en su conferencia “La Recta Final”[2] cuando decía que los errores eran meras exageraciones de principios buenos; pero tampoco hay claridad sobre qué es o quién ha cometido abuso de conciencia.

Algunos pasos tímidos se han dados. En varias declaraciones de Eduardo Robles-Gil se deja ver una tácita aceptación del abuso de conciencia, perpetrado no por algunos miembros de la congregación, sino perpetrado incluso de modo institucional. Robles-Gil dijo que ya hay más autonomía y discernimiento. Ya hay más…implícitamente está diciendo que antes no lo había o que la autonomía estaba muy disminuida. De hecho, explícitamente reconoció el abuso de conciencia en el campo vocacional (Prot. DG-LC 2153-2018) al hablar de los centros vocacionales; pero también al hablar de la formación inicial y en otros lugares.

La aceptación de lo que los legionarios ya reconocen como “deficiencias” les lleva a corregir hacia el futuro, incorporar cambios en los procedimientos de formación inicial y en los centros vocacionales… Pero, ¿y el daño infligido? Por un lado reconocen con eufemismos (dicen deficiencias) que ha habido ABUSO DE CONCIENCIA, pero no hacen nada para REPARAR el daño causado.

 

Dificultad para identificar el abuso de conciencia

Como se ha mencionado previamente; es difícil individuar el abuso de conciencia por el “lugar” (foro interno) en el que acontece el abuso y por tratarse de toda una relación interpersonal.

Además el abuso de conciencia en la obra de Maciel (legionarios, consagrados y consagradas e incluso entre los miembros federados que reciben orientaciones y consejos espirituales) no es un sólo acto ni de una única persona. Aunque es todo un proceso (como de hecho es el acercamiento de un depredador sexual), el abuso de conciencia es más una relación que un proceso.

Es difícil individualizar el abuso de conciencia porque la “influencia indebida” no puede reducirse a tal frase o palabra, ni siquiera a tal o cual consejo. Aunque sí hay casos muy nítidos, como cuando el Superior explícitamente declara que un el religioso sí tiene vocación “como una catedral”… Pero en general se trata de algo poco “visible”.

Por ejemplo, en el ambiente legionario (y también de la Federación RC) se fomenta una especie de infantilismo respecto a la autonomía personal. Este es un tema que merece más reflexión y proviene de las deficiencias formativas y carismáticas del mismo fundador. Se confunde la obediencia y la dependencia religiosa con la anulación personal:

  • CLC 297 (ed. 1983 y ed. 1994) Ofrecen a Dios la total entrega de su propio juicio y voluntad (…) § 3 Renuncian voluntariamente a usar su capacidad de libre determinación 
  • CLC 31 (ed.2014 y actual) 1.º ofrecen a Dios la total entrega de su propia voluntad (…) 2.º contraen la obligación de obedecer a los superiores legítimos, que hacen las veces de Dios, cuando mandan según las Constituciones.

 

Como se ve hasta el año 2014 el mismo texto de las Constituciones indujo formas de inmadurez que fomentan la falta de autonomía y por tanto suscitan el abuso de conciencia.[3].  A partir de la edición de 2014 se eliminó lo del "propio juicio" y la renuncia a la "capacidad de libre determinación"

En este ambiente, durante muchos años el Consejo General de la Congregación, ha confundido las facultades de admitir al noviciado, a la profesión o a las órdenes sagradas, con la facultad de determinar si hay o no una vocación.

En Internet (Blog de Trastevere), fue publicada una carta del Superior General (Állvaro Corcuera) a un Superior de comunidad donde se daban indicaciones para “ir orientando” a N.N. a la vida seglar. A simple vista y en la “cultura” interna de la Congregación parece una “ayuda” pues dice “orientar”. Sin embargo la “orientación” es una determinación. En Roma, un conjunto de miembros de la Casta de Superiores determinó que N.N no tenía las cualidades y por tanto no tenía vocación; el camino ahora era retirarlo de la Congregación “suavemente”.

En la “cultura” legionaria no había espacio para un planteamiento diverso. Es decir, que el Superior General enviara una comunicación mostrando los elementos que su Consejo creía eran señales de ausencia de vocación para que el religioso en un proceso de discernimiento personal acompañado por el Superior y el director espiritual encontrara su camino delante de Dios. En la Congregación fundada por Maciel, las decisiones vocacionales las ha tomado un “clan” dentro de la casta de Superiores.

Esa comunicación (hay varias a distintos superiores) indican que el abuso de conciencia en la Congregación de los legionarios y en general en la obra de Maciel es toda una cultura. De allí la dificultad para señalar en concreto el abuso.

Hasta hace muy poco, las reuniones donde se asignaban los “destinos” y se determinaba quién tenía vocación y quién no, eran muy secretas. Se llamaban “reuniones de personal”; ahora se llaman “reuniones de asignación de la misión”

En el documento CyR en el número 3 titulado “límites y alcance del estudio”, los Capitulares explícitamente dicen que el tema del abuso de poder y abuso de conciencia no se han afrontado. Nótese que no incluyen el abuso psicológico ni el maltrato psicológico.

Dicen textualmente: “En estos meses, la comisión no ha abordado el tema de los abusos de poder y de conciencia, ni ha profundizado en las deficiencias en el actuar de algunos  superiores para analizar dónde puede haber habido encubrimiento, negligencias u omisiones.”

Al parecer el párrafo sigue viendo el abuso de poder y de conciencia exclusivamente en la perspectiva del abuso sexual y cuando hablan de revisar el actuar de ALGUNOS SUPERIORES se refiere a la negligencia que permitió el abuso sexual o lo encubrió. Continúan con miopía o incluso ceguera  ante el abuso de conciencia a pesar de que hablan de él explícitamente.

 

El abuso psicológico

El abuso psicológico es una forma de maltrato que sustituye los medios físicos por los emocionales, verbales y mentales. Abuso psicológico es cualquier acción dirigida a controlar, aislar socialmente, desvalorizar, degradar, humillar o hacer sentir mal con uno mismo, acusar o culpar. El abuso psicológico puede darse en una pareja (abuso emocional, manipulación interpersonal), en la familia (violencia doméstica psicológica), en la escuela (bullying, acoso escolar), por medios digitales (ciberacoso, grooming) o en grupos de alto control.

El mejor ejemplo de abuso psicológico entre los legionarios lo proporcionó Eloy Bedia con aquella comunicación en la que sugería “aislar” y “encapsular” a los que pensaban diferente. Otros Superiores usaban la expresión “congelar a un religioso” para referirse a limitar su interacción con la comunidad.

En esta misma línea está el testimonio del exlegionario y exVicario General, exdirector Territorial, exSuperior Deomar Deguedes que narró cómo se le fue aislando, cómo le retiraron responsabilidades, le quitaron “predicaciones” y le condujeron a una desvalorización personal. Este testimonio apareció en la carta donde aclaraba que no había salido por motivos de salud, como falsamente habían difundido algunos Superiores entre ellos Eduardo Robles-Gil que en ese momento era Provincial (director territorial) de México.

El abuso psicológico entre los legionarios tiene mucho qué ver con una mezcla entre obediencia de vida religiosa y búsqueda de resultados estilo corporativo. No es de extrañar que muchísimos casos de abuso psicológico tengan que ver con los cargos, puestos y destinos.

Hay que ser muy honestos en este tema; la obediencia religiosa siempre comporta dificultades y siempre hay roces humanos. Ni toda dificultad en la obediencia es un abuso, ni el abuso psicológico siempre se da en este contexto; simplemente que entre los legionarios hay más casos de abuso psicológico en parte por su falta de definición en el carisma, por un gobierno centralizado sin líneas de comunicación claras y por la ausencia de responsabilidad en los niveles intermedios. Es decir, la forma como fue estructurado el gobierno en la Congregación, fomenta el abuso psicológico.

Los casos en los que a un religioso no se le comunica con claridad los motivos de cambio de puesto son decenas y centenas. No se trata de una simple falta de comunicación porque a diferencia de un empleo (donde también puede darse la falta de comunicación en un despido), el religioso implica toda su persona en la obediencia. A quien despiden de un trabajo sin decirle por qué, puede sentirse más o menos afectado (depende de la persona), pero al final era sólo un empleo y puede buscar otro.

Entre los legionarios, el modo de retirar a un religioso de un cargo, en muchísimas ocasiones constituye todo un abuso psicológico que lleva a la desvalorización personal, al aislamiento máxime si el cambio implicaba un traslado… sin posibilidad de despedirse, realizado por la noche o a primeras horas de la mañana, etc.

El daño que produce el abuso psicológico depende de la persona y de la reiteración del abuso. Subrayamos que no se trata de una equivocación aislada, de un malentendido, sino de toda una cultura al interno de la Congregación. Hay religiosos que cometieron algún error, sea por “quemar” un bienhechor, sea por involucrarse afectivamente con otra persona, por chocar un coche en estado de ebriedad, etc., etc. Y a partir de ese error humano inicia una “campaña” de desvalorización tácita. Múltiples cambios de lugar, las más de las veces sin indicar motivos, cargos y puestos marginales, suplencias o permanecer “agregados” como ayudantes en tanto se les asigna algo diverso…

Que se trata de una cultura, lo pueden testimoniar todos aquellos que trabajaron en un centro vocacional y la llamada “operación purga” para sacar a los “frijoles” y la también llamada “operación alacrán” para retirar a alguno en específico.

La “operación purga” es además un acto de discriminación y evidencia cómo los legionarios buscan cualidades y no vocaciones. En la operación purga se trata de eliminar de las primeras etapas a todos los que son “chaparros”, “gorditos” y “morenos”… los llamados “frijoles”. En Estados Unidos la operación purga era para eliminar a los “chinos”; es decir, limitar el número de adolescentes de razas asiáticas (principalmente coreanos).

La “operación alacrán” consiste en controlar, aislar, desvalorizar, degradar, humillar, acusar, culpar, cargar de trabajo, etc. a una persona en específico para que decida “espontáneamente” salir del centro vocacional.

La operación purga, generalmente es un  periodo corto de tiempo, al máximo un par de meses, por lo que en realidad el daño infligido suele ser poco. Sin embargo hay exlegionarios que fueron sometidos formas de abuso psicológico durante prácticamente toda su permanencia en la Congregación. Son personas que salen con un daño psicológico severo con algunos síntomas fundamentales:

  • Pésima autoestima 
  • Desequilibrio emocional y afectivo 
  • Inseguridad personal 
  • Inmadurez psicológica

Los miembros del Capítulo General y el Consejo General no ha emitido ninguna declaración que defina y reconozca el abuso psicológico y mucho menos el alcance del daño causado.

 

La burla del "informe" de abusadores con números


Maltrato psicológico

Aunque comúnmente se usa el maltrato para referirse al abuso, no son lo mismo. Por una parte el abuso psicológico es siempre una forma de maltrato no físico. Pero en el ámbito psicológico y en el forense el maltrato psicológico tiene una connotación específica.

En el maltrato psicológico siempre hay una relación de poder.

No se trata de la relación superior – súbdito inherente a la vida religiosa no eremítica. La relación de poder es interpersonal donde hay un dominador  y un dominado (o varios dominados).

Uno de los mejores ejemplos es la relación que había entre Marcial Maciel y Rigoberto Fernández (también conocido como Cristóforo Fernández). El abuso psicológico con el que Maciel maltrataba a Rigoberto siempre incluía el componente de dominación, de posesión. Otro caso más o menos explícito es el de Enrique Jiménez Esquivel, sobre todo cuando Enrique estaba frente a Maciel en presencia de otros compañeros de su grupo.

En el caso de Maciel el maltrato psicológico implicaba una perversidad patológica y se reflejaba en la fruición que él experimentaba al infligir ese sufrimiento. Lamentablemente su estilo “permeó” al estilo de gobierno de algunos “formadores”.

Si en las Constituciones se establecía que los formadores deberían “probar a los novicios”, algunos usaron el estilo de Maciel y las “pruebas” eran auténticas formas de maltrato psicológico donde el asistente, el instructor o incluso el rector “dominaban” al novicio o al junior indicando castigos y penitencias no sólo ridículas, sino inhumanas.

De este tema aún se ha externado poco y sólo circulan anécdotas en forma de recuerdos que tratan de reírse del pasado. Pero el maltrato psicológico habla de la ausencia de carisma; pues no hay una guía carismática que unifique y dé sentido al conjunto de actividades, especialmente las formativas. El estilo patológico del fundador contaminó la buena voluntad de muchos superiores que ingenuamente y con espíritu acrítico asumieron comportamientos gravemente dañinos para la psicología de los jóvenes formandos.

A diferencia del fundador que experimentaba cierto placer en el sentirse dominador, algunos Superiores sólo externaban que ellas eran la Voluntad de Dios para tal religioso y por el bien del mismo le mandaban hacer determinadas cosas.

No es normal tener que meter la mano en el retrete durante un mes por un descuido en el aseo; no es normal tener que comer de rodillas durante una semana por una falta disciplinaria; no es normal tener que cargar 20 tomos de la biblioteca durante una semana por un descuido, no es normal estar “incomunicado” durante una semana por falta al silencio, no es normal ser expulsado de la comunidad por un retardo… Y decimos no es normal ni siquiera al interno de la vida religiosa.

Esos castigos y penitencias son sólo el aspecto anecdótico de una relación de dominación donde invocando algunos principios sobrenaturales el dominador impone al dominado el deber de meter la mano en el retrete una vez al día durante algún período de tiempo como respuesta a alguna falta menor. El dominador, impone el castigo sin saña, sin fruición, hasta invocando ideales espirituales… pero no por ello deja de ser una estupidez y a la vez maltrato psicológico.

 ¿El actual gobierno legionario reconoce el maltrato psicológico en la Congregación?

 

El daño incuantificable

El abuso sexual perpetrado por legionarios es sólo una de las formas de abuso. En su informe de muchas hojas con escasas 3 páginas de contenido, los legionarios concluyen que sólo el 2% de los sacerdotes legionarios son depredadores sexuales.

Además de que el dato es ficticio, es erróneo. Sin embargo, podemos decir que los abusadores o dañadores sexuales son los menos en comparación con quienes han cometido abuso de conciencia o abuso psicológico. Es ridículo intentar cuantificar el daño; pero sí podemos decir que la mayoría de los formadores (¿el otro 98%?) han incurrido en abusos de conciencia y abusos psicológicos y sólo unos pocos han realizado maltrato psicológico (¿el 2%?).

Por parte del daño infligido, aún es más difícil e imposible, cuantificar algo. Por un lado los casos son muy diversos, por ejemplo desde el caso de la víctima que John Connor decidió negar, la víctima de Martin Pollock (porque sólo se trató de un restregón), hasta el caso de John Flynn, Robert Wills y otros cuyo daño les llevó al suicidio.

Ni John Flynn ni Robert Wills habían sufrido abuso sexual en la Congregación, por tanto no hay espacio para ellos en el informe de 1941-2020 ni en Proteger y Sanar ni en Conversión y Reparación.

Hay cientos de exlegionarios y legionarios afectados y dañados por la Congregación de Maciel, los Capitulares prometieron afrontar estos abusos; pero al parecer les interesa sólo responder al abuso sexual que está más mediatizado.

En el documento Conversión y Reparación hablan de un examen de conciencia personal e institucional.

Ha pasado más de un año desde que se publicó el documento y se hizo el “examen de conciencia” no se han reconocido las víctimas psicológicas, no se ha reconocido el abuso de conciencia, no se ha reconocido el maltrato psicológico… y evidentemente no se ha castigado a los culpables

 ¿Ha habido “conversión y reparación”? porque sin eso ¿podemos hablar de “proteger y sanar”?

 

 



[1] https://onepeterfive.com/1p5-podcast-59-the-legionaries-of-christ-regnum-christi/

[2] Año 2013. Ver http://liberabitveritas.blogspot.com/2013/09/explicacion-de-la-conferencia-de.html

[3] Este tema será afrontado posteriormente pues son 75 años de abusos que parten desde una concepción errónea de la obediencia en la vida religiosa según la tradición de la Iglesia.