Thursday, February 27, 2020

Análisis de "Conversión y Reparación" de los Capitulares legionarios



Enunciados preliminares

Un Capítulo General siempre es un acontecimiento religioso para volver a la Fuente, para renovar la vivencia del Carisma, para actualizar la Misión, etc. En el Capítulo General que ahora celebran los legionarios el tema predominante ha sido el abuso sexual. Primero una nota de prensa del territorio de México sobre el caso FMS (publicada como parte del Capítulo) y después los documentos “Conversión y reparación” y “Proteger y sanar” con su propio decreto.

Los Capitulares afrontan con determinación uno de los temas pendientes que habían primero negado, después minimizado y por último relegado. Tiempo le han dedicado, tanto por el estudio y la complejidad del tema, como por la diferencia de posiciones.

El documento “Conversión y reparación” (CyR) se divide en 3 partes: conversión, examen y compromiso. La primera parte, “Un insistente llamado a la conversión” es el encuadre tanto del mismo documento como de la normativa “Proteger y sanar” (PyS).

Llama poderosamente la atención que en este documento de coyuntura histórica el carisma esté completamente ausente. No sólo no hay mención a algo que pueda llamarse “carisma”, sino que tampoco hablan de él como suelen hacerlo en casi todos sus documentos. Es verdad que la nota de prensa del Capítulo que presentó los documentos se refiere a “la misión” de ayudar a sanar las víctimas, pero igualmente es una afirmación desconectada.


Un insistente llamado a la conversión

Marcial Maciel fundó una congregación a la que llamó Misioneros del Sagrado Corazón. El motivo del nombre excede el alcance de este comentario; basta considerar que al cambiar el nombre a “Legionarios” se conservó la dedicación al Sagrado Corazón. Tanto las Constituciones de 1983, de 1994 como en las vigentes, conservan al Sagrado Corazón (No.7) y hacen una especial mención a su espiritualidad (No.9).

La reparación es precisamente una de las características esenciales del culto al Sagrado Corazón. Sin embargo, a pesar de que el primer documento se titula “Conversión y Reparación”, no hay conexión alguna entre ambas cosas. El documento menciona la intención de reparar con acciones concretas (no.1), históricamente una insuficiente reparación material (no.3) y tardía (no.6c), el apoyo civil y eclesiástico para reparar  daños (no.6d), la intención de reparación concreta (no.10) y la intención de crear mecanismos de reparación terapéutica (no.11c); eso es todo. ¡No hay reparación ni espiritual ni concreta en todo el documento!

Los Capitulares introducen el documento con el llamado a la conversión (no.1) coincidiendo con el inicio de la Cuaresma, lo cual es un excelente marco espiritual para los propósitos que indica el documento. Pero en ningún momento se menciona la reparación espiritual; nunca hablan de reparar al Corazón de Jesús o al amor de Dios. La ausencia es significativa precisamente por tratarse de un documento capitular de una Congregación “supuestamente” dedicada al Sagrado Corazón de Jesús.

El tema, sin embargo, no nos es extraño, pues en repetidas ocasiones hemos indicado que no hay una espiritualidad propiamente hablando y no hay un carisma de origen divino. Cuando los miembros del Capítulo analizan el problema del abuso sexual, no tienen en su mente ni en su corazón una espiritualidad de reparación. No la han tenido en 79 años, tampoco la tienen en este momento coyuntural. Al final y en lo concreto, el número 7 y el número 9 de las Constituciones de los Legionarios son sólo tinta en un papel. El primer documento del Comunicado del Capítulo General ordinario es prueba de ello.

Una espiritualidad sin raíces es la causa de acciones huecas y sin compromiso verdadero. No hay una unidad interior que dé cohesión a la acción de los legionarios. Las acciones de “conversión y reparación” no tienen nada qué ver con el Regnum Christi, la Federación o los grupos de seglares adheridos a ella. El documento habla de la reparación incompleta y tardía en el pasado y menciona en 3 ocasiones la intención de convertirse y reparar. Pero en todo el documento, la única acción concreta de reparación es burocrática, en el no.11c “Establecer estructuras y procedimientos para facilitar la reparación y los caminos terapéuticos de todos los afectados”.

Al no tener ninguna referencia carismática, ninguna fuente fundacional, sus declaraciones semejan más un manifiesto corporativo que un documento de religiosos que buscan la verdadera plenitud vocacional respondiendo a una misión reparando al Corazón de Jesús y al Cuerpo Místico de Cristo que su misma Congregación lastimó.

En el no.6 presentan 4 declaraciones que los Capitulares confunden con “actitudes”.
·         Declaran que las víctimas son hijos de Dios que ellos han dañado. ¡Cuánta negación debe haber en la psicología de algunos de los miembros de la Congregación que los Capitulares emiten una declaración con aspectos obvios para cualquier cristiano!
·         Declaran que su primer deber es la coherencia con el Evangelio y el cumplimiento de la justicia. ¿Es necesario un comunicado capitular para esta declaración? ¿acaso no es deber de todo cristiano la coherencia con el Evangelio?
·         Declaran que reconocen que sus acciones llegan tarde. ¿No es obvio?
·         Declaran que consideran aliados a las autoridades civiles, eclesiásticas y a los medios de comunicación y a otros organismos.

Las primeras tres declaraciones para una persona ajena a un grupo cerrado, donde durante años se controló toda la información pueden parecer exageradas; pero tienen su razón ser. Quizás de tanto mirarse a sí mismos han perdido el sentido de algunas cosas evidentes. ¿No era mejor en lugar de declarar, reconocer las causas? ¿Cuáles son las causas por las que no se ha considerado ni tratado a las víctimas como hijos de Dios? ¿Cuáles son las actitudes por las que no ha habido coherencia con el Evangelio ni con la justicia? ¿Cuáles son las causas y las actitudes de la tardanza en la justicia y la reparación?

La última declaración tiene más significado para los exmiembros. Los capitulares declaran que consideran aliados a… porque siempre se nos habló de los “enemigos”, incluso de parte de los eclesiásticos  que estaban “inflitrados”.

Estas cuatro declaraciones son el fruto de las reflexiones capitulares que enmarcan el resto del documento (incluido el PyS). Son declaraciones que para cualquier cristiano resultan aspectos obvios de la vida cristiana… que los Capitulares hayan emitido un documento oficial con estas cuatro declaraciones, resulta más que elocuente.

Personal y Comunitario

La segunda sección del documento presenta un examen de conciencia y un “examen práctico[1] para los miembros.

Los Capitulares presentan los puntos más significativos de su examen de conciencia (no.8) constatando que los crímenes de personas concretas, también dejaron huella en la Congregación… y añaden (esos crímenes) “desvirtuaron la comprensión y vivencia del carisma”.

Este número 8 parece sólo una introducción a una serie de aspectos negativos que reconocen “con dolor y vergüenza” (no.9). Sin embargo, la nota de referencia citando la exhortación apostólica postsinodal Reconciliatio et paenitentia indica que el número era más amplio y parte de la redacción se perdió en las revisiones.

Los Capitulares dicen (en el mismo no.8) que el pecado y crímenes “cometidos por personas concretas, también dejaron huella” en la Congregación. Sin embargo, el comunicado de la Visita Apostólica (1 de mayo de 2010) usa una expresión más fuerte: “la conducta” de personas concretas “ha causado serias consecuencias en la vida y en la estructura de la Legión”. Es decir, el Vaticano ha sido consciente de que no se trata simplemente de una “huella” y de que no es algo que “también” dejó huella, sino que la estructura misma de la Legión lleva las consecuencias del abuso sexual, del abuso psicológico, del abuso de conciencia y de otra serie de abusos.

Cuando se publicó el comunicado de la Visita Apostólica (llamado acéfalo por Velasio y los Superiores legionarios), la conducta que dañó la congregación se refería exclusivamente a Marcial Maciel, considerado “criminal solitario”. Por tanto, es un cierto avance que en este número, a pesar de que los Capitulares no mencionan al Fundador, reconozcan a “personas concretas”. Ahora bien, el párrafo cita el texto del Papa Juan Pablo II donde habla del pecado social. El párrafo fue recortado y por tanto la referencia pierde toda su fuerza.

De las cuatro acepciones de “pecado social” que menciona el Papa en la exhortación hay dos que específicamente describen la vida de la Congregación. Primero el pecado social como pecado contra el prójimo, contra su dignidad y contra la justicia, tanto por acción como por omisión en el caso de las víctimas. En segundo lugar cuando el Papa se refiere a situaciones de pecado o comportamientos colectivos de grupos sociales más o menos amplios donde el pecado social es “el fruto, la acumulación y la concentración de muchos pecados personales” (Reconciliatio et paenitentia, 16). El Papa dice con claridad que además de los pecados personales, el pecado social incluye el pecado de quien “pudiendo hacer algo por evitar, eliminar, o, al menos, limitar determinados males sociales, omite el hacerlo” (Ibid).

Los Capitulares declararon reconocer (no.4) que las acciones para convertirse y reparar llegan tarde. A la luz de este examen de conciencia se ve con claridad que el pecado social legionario no se refiere sólo a las acciones concretas del Fundador (que fue la línea editorial hasta antes de este Capítulo General) o sólo a las acciones concretas de legionarios abusadores, algunos de los cuales auténticos depredadores sexuales; sino que el pecado social legionario incluye a cuantos pudiendo hacer algo por evitar, eliminar, o, al menos, limitar el abuso, omitieron hacerlo.

En muchos miembros (legionarios y consagrados), incluso en personas del RC, persiste la idea de que los abusadores, por numerosos que sean, no dejan de ser casos aislados y acciones individuales. Recordemos que a los legionarios se les hacía firmar solemnemente y ante el Santísimo Sacramento un documento de “responsabilidad personal” donde entre otras cosas se descargaba de responsabilidad a la Congregación.

Por tanto, la estructura de la Legión, sus reglamentos, su forma de proceder, etc. han sufrido serias consecuencias a causa de la conducta de personas concretas que cometieron abusos sexuales, de personas concretas que abusaron psicológicamente de algunos religiosos, de personas concretas que abusaron de su autoridad, de personas concretas que abusaron de la conciencia de otros y de los Superiores que propiciaron esos comportamientos y de Superiores que no hicieron nada para impedir esos males a pesar de que fueron informados, reportados y denunciados innumerables veces.

Es necesario además mencionar que bajo la supervisión de Velasio de Paolis muchos legionarios fueron “encapsulados” y tachados de faltos de integración por informar de conductas o situaciones anómalas. La mayoría de ellos, hoy en día se cuentan entre los exlegionarios, algunos habiendo dejado el ministerio, otros incardinados en parroquias. La actuación de Velasio de Paolis y de los Superiores constituyó una forma cruel de abuso de autoridad y abuso de conciencia. No es el tema de este documento capitular, pero la mención es necesaria porque el abuso sexual es sólo uno de los males que estructuralmente han dañado desde los orígenes a la Congregación.

El número 8 del documento CyR deja ver que el reconocimiento del abuso sexual es sólo un inicio pues el abuso sexual lleva consigo otra serie de abusos que implican no sólo a personas concretas, sino a los constituidos en autoridad.


Un firme compromiso de enmienda

La tercer y última parte de CyR tiene un título que hace referencia a la conversión, pero no a la reparación. Toda conversión, para ser auténtica, comporta un propósito firme de enmienda. Para los Capitulares tal propósito viene reflejado en el documento PyS del cual presentan un resumen de 10 puntos en CyR.

¿Y la reparación? ¿Dónde quedó la reparación? Al parecer sólo en el título del documento y en la única acción concreta del punto 11c. Los 10 puntos de los propósitos de enmienda no hacen referencia a NINGUNA acción de reparación.

Esto es sumamente decepcionante, pero es comprensible viniendo de quien viene. Los legionarios en el documento CyR nuevamente se miran sólo a sí mismos; aunque hay un pequeño avance porque al menos hicieron referencia al daño a los “hijos de Dios”. Pero al final todas las acciones y propósitos inician con ellos y concluyen en ellos mismos.

Es decepcionante que después del análisis, del examen de conciencia y de los “mea culpas” al final no haya acciones de reparación. Ninguna… lo de establecer estructuras para facilitar caminos terapéuticos es hasta ofensivo, tratándose de la única acción de todo este esfuerzo.

¡Qué conciencia tan dañada deben de tener los Capitulares para después de varias semanas de reflexión sólo ofrecer “estructuras para facilitar caminos terapéuticos”! Y decimos “conciencia dañada” porque los Capitulares (y por ende los legionarios) consideran un gran progreso “de la mano de la Iglesia” con el “acompañamiento del Papa Francisco” este documento tan miserable.

¡Qué guías tan ciegos! Reconocen que “las acciones para convertirnos y reparar el mal llegan tarde” y siguen retrasando la reparación concreta ofreciendo tan solo “estructuras para facilitar caminos terapéuticos”…

Conclusión

«No todo el que me dice “Señor, Señor”» (Mt.7,21).

La lectura de CyR pareciera que termina sin completarse, como que anuncia mucho y sólo entrega la mínima parte. Por eso, para la mayoría de los exlegionarios y para las víctimas de abuso sexual, el documento es insuficiente y hueco, ¿por qué?

Algunos legionarios han comentado que “nada les parece”, “lo que les den, será insuficiente”, etc.

Pero no se trata de una percepción meramente subjetiva, pues al final el documento CyR se queda nuevamente sólo en palabras y en acciones que tienen como máximo horizonte la misma Congregación. El propósito de emprender acciones punitivas hacia abusadores concretos es una parte de la justicia; pero la parte de la justicia que implica solamente a la misma Congregación. ¿Y las víctimas? Para las víctimas la propuesta son estructuras para facilitar caminos terapéuticos…

Epílogo: reparación y carisma

El nuevo Director General, John Connor, habló de “afrontar con determinación los abusos en nuestra historia como parte de nuestra misión y signo de la autenticidad de nuestra vocación”[2].

Si afrontar los abusos sexuales (falta aún afrontar el abuso psicológico y el abuso de conciencia) son signo de autenticidad vocacional, quiere decir que han sido inauténticos durante los primeros 79 años… precisamente los años fundacionales.

John Connor implícitamente reconoce que la Congregación no ha sido auténtica, el documento CyR es un reflejo de ello. Al final es sólo una respuesta ante la situación de crisis que les ha impuesto la exposición mediática. Esta reflexión no brotó de una iniciativa interna o de un impulso carismático de renovación. Sin los Magníficos, sin legioleaks, sin Analu, Belén y Biani no habría habido documento “CyR”. Si la renovación no nace del interior, sino que es forzada desde el exterior, es porque el núcleo espiritual de la Congregación no tiene la fuerza suficiente para suscitar la coherencia con el Evangelio… porque el carisma de los legionarios es sólo una metodología.


[1] El exámen práctico es un cuestionario que los miembros deben responder durante 45 minutos una vez a la semana (generalmente el domingo). El cuestionario es sobre la vida legionaria, algunas virtudes y la vida religiosa.

Monday, February 24, 2020

Renovación y Silencio


Los legionarios han atravesado 3 grandes etapas de la percepción que tienen de sí mismos. Antes de Velasio de Paolis eran “la esperanza de la Iglesia”. Durante el período de Velasio muchos legionarios se dieron cuenta de que no todo estaba bien y que había algunos principios que subrayaban mucho aspectos no tan importantes, otras normas que exageraban un poco, etc. pero que en general había un balance positivo; sólo necesitaban renovarse. Punto.

Al finalizar el período de Robles Gil, crece entre los miembros “de a pie”, la idea de que la renovación fue insuficiente y que aún hay cosas que cambiar… y no sólo cambiar, sino reformar. Pero siguen usando la palabra “renovarse”.

¿Por qué entre los legionarios “de a pie” crece la idea de que el camino recorrido ha sido insuficiente?

Desde inicios de la Fundación, las adversidades, las réplicas de la sociedad o de la Iglesia eran presentadas como “ataques”, los enemigos de la Iglesia, la masonería infiltrada, la trilateral, la prensa anticlerical, etc. Marcial Maciel, el Fundador, aprendió a transformar los molinos de viento en monstruos gigantes contra los cuales “el humilde instituto” debería enfrentarse.

Con las comunicaciones actuales, la mayoría de los legionarios “de a pie” no se imaginan un gigante cuando se les habla de los “ataques” de la prensa, sino que dicen “es culpa nuestra”.

Sí. Varios legionarios “de a pie” admiten que la furia de las redes sociales y la exposición mediática “son culpa nuestra” en primer lugar por la pésima gestión de las comunicaciones (en base a comunicados de prensa escritos), en segundo lugar porque nunca se ha afrontado el problema, sólo se comunican buenas intenciones… “es nuestra culpa” ha sido una frase obtenida en más de 15 diálogos informales sobre el tema con legionarios no vinculados a cargos de gobierno.

El cambio de mentalidad, sobre todo entre los más jóvenes, es muy significativo porque manifiesta que ya hay más pensamiento crítico y por tanto habrá mejor discernimiento.

La noticia del nuevo director general fue acogida con beneplácito general, pues su nacionalidad es distinta de los dos anteriores y del fundador; fue ordenado relativamente hace poco considerando a quienes siempre han ocupado los cargos de directores mayores y además no tiene un vínculo directo con el gobierno de Marcial Maciel.

John Connor: pasó de recaudador a DT. De DT a DG...


Quien fuera electo para el cargo de director general, recibiría un profundo escrutinio de parte de la comunidad de exlegionarios (que además es mucho más numerosa que la de miembros actuales). Las reacciones en la prensa ante el manejo de la comunicación por parte de John Connor cuando era director territorial han sido normales y en cierto sentido moderadas, dada la sensibilidad actual al tema de las víctimas por parte de eclesiásticos.

Sin embargo, los legionarios han respondido con silencio ante los señalamientos de ocultamiento de información y posiblemente encubrimiento por parte de John Connor en lo que se refiere a dos casos distintos que posiblemente implican a menores.

El silencio no puede durar mucho pues a quien más lastima es al mismo Connor y a su impulso inicial. En efecto, entre los mismos legionarios, causa decepción constatar que Connor “es igual a los demás” aunque provenga de una familia con menos patrimonio que los dos anteriores. Decepciona profundamente saber que ante las víctimas, optó por cuidar la imagen de la Congregación. Minimizó los hechos al grado de tergiversar el vocabulario.

En esta etapa que inician los legionarios, muchos se preguntan ¿qué podemos hacer para renovarnos? Es evidente que las cosas no se han hecho bien, ¿podrá el nuevo liderazgo con esos precedentes?